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Palma a la vista

La suite escolar de Bach

Bach escucha en su calle el coro de los niños del colegio vecino. L.D.

Una vecina saluda con un contundente 'buenos días' al veterinario de la calle. Frente a su negocio, el colegio de Nuestra Señora de la Consolación, del que salen los arpegios de los escolares en su esplendor. Bach escucha en su calle la vida de barrio, Es Vivero, a caballo entre Hostalets y el Pont d'Inca.

Es una zona que aún hace honor al nombre, plantas y arbolado, casas con jardín y patio interior, el llamado corral, según la tipología de casa popular de Mallorca. El origen del barrio se debe a que el ministerio de Obras Públicas compró un solar en esta zona en 1844 y en él hizo construir una casa para los jornaleros. Una década después, serían los viveros los inquilinos mayoritarios de una zona de Palma que se vería transformada por la mano del arquitecto Jaume Alenyar. Éste recibió el encargo de uno de los grandes hacendados de esta zona, Baltasar Valentí, dueño de la finca de Son Ametller. El urbanista trazó calles anchas que aún se conservan.

Bach no vive solo, ya que ni siquiera le bastaría el coro infantil de un colegio nacido al amparo de la ley de Educación de Villar Palasí en 1975, cuando se modernizó el sistema educativo en España. La famosa EGB y el BUP, así como la F.P., pero lo más importante fue la obligatoriedad de escolarizar a los niños hasta los 14 años. El músico alemán está acompañado no muy lejos por Beethoven.

Si en la zona de Camp Redó se tributa la literatura, al haber puesto nombre de escritores a muchas de sus calles, en Es Vivero es la música la que ha dado nombre. A mediados del siglo XX algunos indianos como Sebastián Sabater o Mateu Palmer y Antonio Pericás se hicieron construir casas de veraneo, de algunas de ellas quedan muestras visibles, aunque por desgracia, algunas están abandonadas.

Un poco más tarde, cuando el turismo enriqueció a algunos empresarios y propició que mano de obra de la península viniera a la isla buscando trabajo, algunos de ellos se fijaron en esta zona tranquila, llena de plantas, de casas bajas, solo que el desarrollismo les mudó el gusto. Muchos querían ser modernos y mostrar su progreso viviendo en pisos. Al parecer, entre los nuevos residentes de la zona había auténticos melómanos, de ahí que Bach y Beethoven se den la mano en el jardín. O se peleen con Wagner. También está Mozart para juguetear, o el melódico Vivaldi con su barroco de pellizco.

No muy lejos está el viejo Seminario, ya en las inmediaciones de otra de las grandes fincas de la zona, Son Gibert. Pero es ahí donde se concentra buena parte de la nueva construcción, los llamados adosados.

Con todo, sigue siendo una zona muy tranquila, popular, de vida sencilla, lejos del centro turístico. Frontera con la ruidosa calle Aragón, la vida secreta de las plantas les amparan.

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