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Trama corrupta

Rodríguez y Gijón se reunían con los policías investigados en la sede del PP

Los dos dirigentes políticos tenían encuentros en las oficinas del partido con 3 de los principales acusados de la trama corrupta, según han contado varios testigos

José María Rodríguez, presidente del PP de Palma. b. ramon

El presidente del PP de Palma, José María Rodríguez, y el diputado y concejal de Cort, Álvaro Gijón, mantuvieron encuentros en la sede del partido político con varios de los policías locales que están siendo investigados, e incluso han llegado a ingresar en prisión, por su implicación en la trama corrupta. Estos encuentros, que se fueron repitiendo, han sido constatados por varios testigos que han declarado ante el juez Penalva y ante el fiscal Subirán, que encabezan la investigación contra dicha trama corrupta.

El juez Penalva ha señalado en varias de sus resoluciones que algunos de estos policías han venido actuando amparados por personajes políticos. El magistrado no los cita, entre otras cosas porque el caso sigue bajo secreto de sumario, pero se refiere a los dos dirigentes del partido político.

Estos testigos sitúan estos encuentros en la sede principal del PP, en la calle Palau Reial, en diferentes fechas, incluido antes de las elecciones en las que el candidato Mateo Isern logró para el PP recuperar el poder político en Palma. Los dos políticos tenían una especial relación, según sospecha el juez, con los policías Daniel M., Tomás M. y Carlos V. Casualmente, los tres funcionarios están implicados en la trama corrupta y se les acusa de participar en las prácticas de extorsión que han sufrido una serie de empresarios, en concreto los de la Playa de Palma, para evitar sufrir inspecciones en sus respectivos locales. Los tres funcionarios policiales han ingresado en prisión, si bien en estos momentos están en libertad.

Reestructuración policial

Según los testigos que han ido declarando estos últimos meses en el juzgado, el motivo de estos encuentros entre los policías y los dos políticos sería el intento de Rodríguez y Gijón de crear una nueva organización policial en Palma. De hecho, llegaron a intentarlo una vez que asumieron el poder político en Palma, ya que uno de los policías próximos al partido, Tomás M., presuntamente recibió las preguntas del examen recibió las preguntas del examenpara ascender a la categoría de oficial antes de que se celebrara la prueba. Y este mismo funcionario, antes del examen, ya iba presumiendo entre sus compañeros el destino como jefe de grupo que iba a ocupar una vez consolidado su ascenso. De hecho, era imprescindible que ascendiera de categoría, puesto que si seguía siendo agente de base, no podría ocupar la plaza de jefe de unidad, tal como pretendía la cúpula política. Precisamente los dos dirigentes del PP eligieron para formar parte de esta nueva estructura policial a un agente que ingresó en prisión acusado, entre otras cosas, de quedarse con la droga que se intervenía en la inspección de los locales.

La sede del PP balear, en la calle Palau Reial de Palma. B. RAMON

Varias veces el juez ha insistido en sus resoluciones que los policías que participaron en la trama pretendieron crear "una estructura corrupta, o en el menor de los casos, dócil y maleable". Unos policías que habrían estado actuando bajo la protección de determinados políticos, trabajando además a favor del partido.

Los investigadores llevan tiempo sospechando que Rodríguez y Gijón no solo se habrían dedicado a dominar la organización de la Policía Local. Su dominio se habría extendido a otras áreas municipales. En concreto, se cree que tendrían influencia en el departamento municipal que tramita las licencias de actividades de los diferentes locales de Palma. Cabe recordar que las últimas líneas de investigación han recaído sobre una serie de funcionarios relacionados con esta área de licencias. Uno de estos trabajadores municipales sigue en prisión acusado de haber tramitado, en un tiempo récord, un expediente de cierre de un local tras colocar un sonómetro para determinar el nivel de ruido. El local pertenecía a El Ico, el hijo de La Paca.

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