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Palma a la vista

Robin Wood, en casa

Pau Guitelzon y Patricia Álvarez son los propietarios de Robin Wood. L.D.

Una periodista y un músico con habilidad en las manos han hecho de ella, un nuevo oficio. Desde hace dos meses, han tomado asiento en la antigua S'Esparteria que durante años regentó Maria Antonia Pellicer hasta su jubilación, y la han convertido en una "mueblería sincera" a la que han llamado Robin Wood. A Patricia Álvarez y a Pau Guitelzon les gustan los juegos de palabras.

"Todo pasa por nuestras manos, el reciclaje, la restauración, la elección de materiales, todo, no hay intermediarios. Nos hemos sincerado con los precios, con los materiales", cuenta Patricia, periodista 'en precario' como tantos otros que dejó su Barcelona natal y se vino a Palma. De la mano de Pau, bajista en la banda The Midnight Travellers con la que se ganó la vida hasta que "decidí volver a Palma", su ciudad.

Él ya convivió desde pequeño con cachivaches. Su padre Elías es anticuario y abrió en Santa Maria del Camí el negocio Más viejo que nunca. Sin embargo, no son las antigüedades el fuerte de Robin Wood.

Cuando se entra, no hay un batiburillo propio de desván, tampoco es un local 'vintage'. Todo está a la vista, cada objeto tiene el suficiente espacio para verlo como si marcara su territorialidad. La disposición de lámparas, la mayoría hechas por ellos a partir de materiales de desecho, y muebles, también tocados por las manos mágicas de Patricia y Pau, parecen de un decorado cinematográfico.

"Queremos dejar nuestro sello en los objetos que hacemos", comentan ambos. Un grifo puede acabar convertido en una lámpara de mesa, o unos antiguos cajones de Ikea en un aparador.

"Hay quien entra y no sabe muy bien qué es Robin Wood. ¿Una tienda de antigüedades, de segunda mano, de objetos vintage? Ni lo uno ni lo otro. Robin Wood muestra objetos que han pasado por nuestras manos", señala Pau.

En cuanto al guiño al ladrón de ricos para beneficio de pobres, ellos indican: "Nos pareció divertido el juego de palabras. Claro está que ni robamos ni tampoco regalamos a los pobres, pero sí que nuestros productos tienen unos precios muy asequibles. ¡Incluso hay quien nos dice que los subamos!, pero optamos por precios equitativos", expresa Patricia.

Están situados en un barrio, el de la zona alta de Santa Catalina, más allá de la plaza Progreso, en lo alto de Fàbrica. La zona, cada vez más codiciada por suecos, principalmente, también es el lugar elegido por otros artesanos locales. "Estamos encantados de tener de vecinas a Silvia, a Ana, a otros artesanos. La verdad es que la respuesta del vecindario está siendo muy buena".

Tras estos meses de arranque, Robin Wood quiere ponerle música "de vez en cuando". ¿Harán alguna revista?

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