Diario de Mallorca

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Palma a la vista

Una villa pictórica

Al ascender por Son Espanyolet, la mirada se topa con esta preciosa casa. L.D.

A principios del siglo XX, cuando los límites de Palma se hacían ciudad porque la población se iba instalando en los terrenos de algunas de las posesiones que circundaban como un anillo la urbe, y que hoy dan nombre al barrio, como Son Espanyolet, la burguesía de negocios se hizo construir villas. Quedan bastantes, y casi todas, reciben nombres de mujer, como los barcos de pesca.

Una de ellas es Villa María -hay muchas otras en toda Mallorca que se llaman igual -, está en la calle Porto. Al ascender desde la zona de Santa Catalina para avanzar hacia el barrio de Son Espanyolet, una casa se coloca ante la mirada para dejarla perpleja. ¿Qué hace una villa así en este lugar con aire de pueblo?

Fechada en 1916, destacan su frondoso y bien cuidado jardín, con dos o tres palmeras que se mantienen a salvo del mortal picudo, y el remate cerámico en la terraza exterior de esta casa con cubierta a dos aguas. Esta pérgola que cierra hacia el cielo la villa de principios de siglo XX está revestida con mosaicos cerámicos de colores. Estamos ante un ejemplo de un modernismo menor o popular, bastante habitual en Palma en barrios como El Terreno.

Al parecer, abasteció al barrio de agua al contar con un pozo, pero como no solo de pan vivimos, cabe mencionar, según relato de un vecino de la casa, que fue morada del pintor impresionista Antonio Ribas Prats, hijo del también pintor Antonio Ribas Oliver. Éste falleció en 1911 y la casa se construyó en 1916. Sus actuales propietarios la adquirieron hace más de tres décadas para evitar que la derribasen, un mal muy extendido en esta ciudad. Estemos tranquilos, Villa Maria está protegida. Es Bien Catalogado, aunque tenemos ejemplos de demoliciones de casas que en teoría estaban cobijadas con esta figura.

Si Ribas Oliver fue el pintor de algunas estampas de Palma, o de la Catedral desde distintos ángulos, paisajes que están impregnados del sello de la escuela de Barbizon, dejado por su maestro John O'Neille, su hijo estaría más cercano al impresionismo.

Los Ribas fueron paisajistas, de sus distintos estados emocionales. Padre e hijo pintarían juntos en la serra de Tramuntana.

Ribas Prats falleció a los 48 años de edad pero le dio tiempo de viajar y vivir en París, primero, y después en Argentina; Buenos Aires se le rindió, al igual que otras ciudades latinoamericanas. En Santiago de Chile conoció a Juan de Saridakis. Éste vino a Mallorca en 1923 y aquí murió.

Su amigo Antonio Ribas acabó prendado de la costa Dorada, las luces de Deià le cobijaron hasta el final de sus días. Su matrimonio con Luisa Magdalena Vives Ripoll, una de las herederas del Arxiduc Luis Salvador de Austria, le permitieron ser testigo de excepción de algunos de los lugares más hermosos de la isla. O del Paraíso.

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