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Palma a la vista

Versos látigo de Neorrabioso

Uno de los versos látigo de Neorrabioso, que también, se lee en Palma.

a muerte del padre como acicate para la literatura. Son tantos, son casi todos, los que desde ese quiebro surge el eco de las palabras que es estúpido enumerarlos, pero hoy pienso en Jorge Manrique y las Coplas a la muerte de mi padre, o en Héctor Abad Faciolince y su novela homenaje El olvido que seremos, hasta que caigo en la calle y me topo a Neorrabioso. En realidad no a él, sino a su verso látigo dejado en una valla metálica de garaje. En tierra de nadie o casi nadie.

El poeta que firma Neorrabioso o Batania tiene nombre: Alberto Basterrechea Martínez, y fue la pérdida de su padre, muerto por ser fumador y no asistirle la piedad de la temible quimioterapia, la que le convirtió en glosador de versos. Los deja en lugares públicos, jamás en casas ni en negocios privados.

Él ha sacudido con sus versos látigo ciudades como Madrid y también Palma, donde ha participado en encuentros poéticos en los que era jaleado por sus centenares de seguidores.

Se inició como poeta antes y después pasaría a ser callejero porque quiso compartir sus versos en la calle, multiplicar el efecto al hacerlos de todos, al alcance de una mirada rápida en un muro o una valla.

El poeta grafitero no es dibujante. Él pone letras, las juntas, y hace versos. Con ellos va hilando minipoemas que regala a la calle.

Pájaros en la cabeza los tenemos todos, pero vivir es sacarlos. En Palma no solo se hacen pintadas contra el turismo, se la incendia con pequeñas pastillas como ésta, "Me niego a vivir en serio y en serie"; o esta otra, "Que repatríen las patrias".

A Neorrabioso le han pasado la manguera por sus versos. No importa, ahora escribe en los cubos de basura sus liliputs literarios. Así ahora va en ruedas, de portal en portal, atendiendo a los que viven de la basura de los demás. "De amores bárbaros, no esperes rupturas civilizadas", rotuló.

Con grafía sencilla, el poeta vasco responde a la creciente necesidad de pararse ante el arte de la poesía, que es más libre que la novela, porque no está sujeta a los grandes grupos editoriales al pensársela minoritaria. Ya no es cierto. Cada día son más los que en red, de boca a oreja, de un vistazo, tras una lectura poética en los festivales urbanos, se alían a los versos de esos nuevos escupe dardos de amor, de política, de desafío al sistema, de plante al inmovilismo. Neorrabioso es conserje. Son pocos los que adivinan en el portero a un hombre inspirado.

Démonos un respiro de Neorrabioso, la calles los regala: "El pan se puso duro el otro siglo y aquí nadie confiesa que fuimos derrotados"; ·El amor sigue siendo un neologismo"; "Inmigracias"; "Siempre que nieva, tengo cinco años"; "En el cine de tu niñez pusieron un Zara"; "No es el amor una forma cualquiera de destruirse".

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