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Entrevista

Ramon Aguiló Munar: "El monolito de sa Feixina debe mantenerse e Hila ha de explicar su cambio de opinión"

"Ahora no realizaría la campaña de imagen simbolizada por sa Pastanaga"

Ramon Aguiló Munar: "El monolito de sa Feixina debe mantenerse e Hila ha de explicar su cambio de opinión"

-En el último pleno municipal todos los concejales le despidieron con una ovación. ¿La unanimidad fue la tónica se su último mandato?

-La verdad es que no. Hubo muchas diferencias con la oposición. Fue un mandato muy duro.

-Comenzó gobernando en minoría, pactó con UM y acabó con el apoyo de tres tránsfugas del CDS.

-La verdad es que al final pactamos con los tres concejales del CDS sin tener consciencia de que eran tránsfugas. Por lo que recuerdo, el PSOE tenía 12 concejales, 3 del CDS, 2 de UM y 10 del PP. Antes de la elección de alcalde, el CDS había alcanzado un acuerdo con el PP para nombrar a Antoni Roig (ex rector de la Universidad) alcalde de la ciudad. Este acuerdo fue impedido por el entonces presidente del CDS Adolfo Suárez. Para poder gobernar llegamos a un acuerdo con los dos concejales de UM, Esteban Siquier y Santiago Coll. Al cabo de un año les destituí como tenientes de alcalde porque querían recalificar unos terrenos en las inmediaciones del campo del Baleares para posibilitar un hipermercado, que ni el PSOE ni yo personalmente apoyábamos, aunque inicialmente lo habíamos hecho. Con esta destitución quedé en minoría en un momento en que ya no era posible que el CDS se aliara con el PP por la experiencia fallida de Madrid.

-¿Cree necesario un cambio en la ley electoral que permita gobernar a la lista más votada?

-Tanto para las elecciones municipales, como para las autonómicas y generales soy partidario de un sistema mayoritario de circunscripciones uninominales. Lo anterior posibilitaría la elección directa por parte de los ciudadanos de cada concejal de su respectiva circunscripción y que éstos elijan posteriormente al alcalde, o bien complementado con la elección directa del alcalde en una segunda vuelta como en el sistema francés. Creo que es el sistema más adecuado para evitar la inestabilidad en las instituciones municipales, en las comunidades autónomas y en el gobierno del Estado.

-Por lo que veo es un firme partidario del bipartidismo.

-Creo que los males de nuestro país no se deben al bipartidismo, sino a la partitocracia, que es un concepto distinto. Soy consciente de los problemas que puede generar el bipartidismo, pero en nuestro caso han sido agravados por la colonización de las administraciones públicas por los partidos políticos que han actuado como agencias de colocación de sus afiliados.

-¿Qué impide que se modifique la ley electoral?

-No se hace por una razón muy simple. Para mantener el poder interno todos los partidos necesitan perpetuar el actual sistema clientelar que les permite colocar y dar poder a las personas que les apoyan interiormente."El problema del gobierno de Aina Calvo fue su pacto con la UM corrupta de Maria Antònia Munar"

-Qué opina de los intentos de regeneración con la incorporación de primarias?

-Las listas cerradas aseguran que las cúpulas de los partidos controlen todo el sistema político. Lo anterior pasa en el PP, en el que Mariano Rajoy tiene la última palabra. También pasa en el Partido Socialista, pese a las primarias, porque cuando no sale el resultado que quieren destituyen al ganador, como ha pasado en Madrid. Las primarias tienen sentido en un sistema como el de Estados Unidos o el del Reino Unido, donde los ciudadanos escogen a sus candidatos. De esta forma, quien tiene la última palabra sobre quién se dedica a la política es el ciudadano. En nuestro caso, el poder no lo tienen los ciudadanos, sino unas cúpulas partidarias que ofrecen a los ciudadanos unas cartas ya marcadas y sin alternativa.

-¿Y de las propuestas de los nuevos partidos?

-Ahora los nuevos partidos pretenden incrementar la proporcionalidad, lo que aumenta el problema porque, además, en este sistema proporcional el que decide quien gobierna es el que tiene menos votos, como pasó aquí cuando Maria Antònia Munar presidía UM, que siendo el partido menos votado de Mallorca, presidió el Consell y decidió el Govern.

"Personalmente siempre he estado en contra del Palacio de Congresos. Creo que es un error histórico"

-¿Qué papel tuvo la prensa en la inestabilidad que se vivió en su último mandato en Cort?

-Hubo un diario que avivó la llama para intentar desestabilizar el gobierno municipal y quitarme de alcalde porque era un obstáculo para los intereses de este grupo de prensa presidido por Pere Serra. Lo anterior se demostró, por ejemplo, en posteriores mandatos de Joan Fageda con la puesta en funcionamiento del museo de es Baluard.

-¿Hasta qué punto esta campaña determinó su marcha de la política?

-Cabe señalar que yo estaba en minoría dentro del PSOE. Desde hacía tiempo maniobraban para quitarme de enmedio para ser sustituido por personas más sensibles a las necesidades del clientelismo del partido. Además era una persona incómoda porque no compartía las tesis políticas de la corriente socialismo y autonomía que ha desembocado en un franco nacionalismo, uno de los motivos por los cuáles en el 2000 me fui del PSOE, aunque la puntilla fue el escándalo del GAL y el espectáculo impresentable de Felipe González abrazando a Barrionuevo y Vera en su entrada en la cárcel.

-¿Intentó cambiar la situación?

-Si, en dos congresos intenté cambiar la deriva nacionalista del PSOE, pero no lo conseguí.

-¿Qué pasó?

-Me di cuenta de que era imposible intentar cambiar el partido desde dentro porque las estructuras se habían convertido en un búnker inamovible sustentado en la compra de votos con el reparto de cargos públicos. Preví que todo eso desembocaría en un sistema político corrupto como el italiano, aunque sinceramente estaba convencido de que duraría más porque los partidos se darían cuenta del peligro que suponía para su propia supervivencia mantener el status quo.

-¿Por qué ha valido la pena, pese a todo, haber estado doce años en Cort?

-Por muchísimas razones. Recuerdo la aprobación del Plan General de 1985, que cambió radicalmente el urbanismo de la ciudad. La ejecución de los parques de la Mar, de Llevant, el de Orson Welles de Son Gotleu, el de son Cotoner, los ejes cívicos, los planes de reforma interior de sa Calatrava, del Puig de Sant Pere, es Jonquet, el inicio de la recuperación de las murallas, los cambios en los accesos, como la vía de distribución de la Platja de Palma, la renovación de los caminos dels Reis y Son Rapinya, el puente de Uruguay...

-También consiguió el solar del Parc de les Estacions.

-Efectivamente, nos costó más de diez años pero, finalmente, por mediación del entonces ministro Narcís Serra, conseguimos que nos lo permutaran por el cuartel de Ingenieros, levantado sobre un solar municipal. Con posterioridad, entre Joan Fageda, Catalina Cirer y el Govern, han conseguido convertirlo en el parque de las ventilaciones.

-¿Señalaría más actuaciones de las que se siente orgulloso?

-Muchas más, como por ejemplo de haber hecho el primer plan de saneamiento de las aguas de la bahía, con una emisión de deuda en 1980, que después ha sido mal gestionado; de la municipalización de SALMA, la implantación del sistema ORA en el centro, el sistema de bonobús, las peatonalizaciones de al calle de Sant Miquel y dels Oms, la reforma de s'Escorxador, la construcción del matadero municipal, los polideportivos como el de Llevant y las bibliotecas municipales, entre otras muchas cosas, como la materialización de la Fundación Joan Miró, o la compra de Can Bordils y la edificación de Son Pacs. En materia de salud, cedimos los solares de Son Llàtzer y de los centros de salud, revolucionamos la cultura en la ciudad con el festival de Jazz, el de teatro, los cursos de literatura, los centros culturales, las obras del Casal Sollerich o la cesión de solares para escuelas e institutos. En resumen, estoy muy orgulloso de lo que hicimos en Ciutat y estoy convencido de que valió la pena, independientemente de que acabara agotado.

-¿Si pudiera dar marcha atrás qué no repetiría? Aina Calvo, por ejemplo, dijo que no haría el Palacio de Congresos.

-Personalmente siempre he estado en contra del Palacio de Congresos. Creo que es un error histórico, aunque comprendo que era muy complicado dar marcha atrás. En mi caso concreto, sinceramente, ahora no aceptaría la realización de la campaña de imagen municipal representada por el símbolo conocido como sa Pastanaga.

-¿Y eso por qué?

-Desde el partido me hicieron mucha presión para sacar lustre a todo lo que se estaba haciendo. Pusimos en marcha una iniciativa para conseguir mejorar la imagen de la ciudad que la oposición y, en especial, el grupo Serra, concretó en el símbolo de sa Pastanaga. Fue una campaña absolutamente negativa, para hacer daño a quienes gobernábamos el Ayuntamiento. A posteriori, considero que me debería haber resistido a esta idea de cambiar la imagen para contrarrestar la existente en contra de la gestión socialista.

-¿Por qué el PSOE no ha podido remontar sus resultados de 1991?

-Creo que tiene que ver, por un lado, con la situación negativa general del PSOE y, en el caso de Palma y Balears, con el nacionalismo que ha abrazado el partido aquí. Esta situación remontó momentáneamente con Zapatero, aunque volvió a revertir con su nefasta gestión.

-En 2007 aprobó el gobierno de Aina Calvo, ¿en qué se equivocó la exalcaldesa para no repetir?

-No sé si Calvo hubiera actuado de otra forma hubiera repetido. En las grandes ciudades la evolución del voto depende mucho del comportamiento general a nivel estatal. Creo que el problema básico del gobierno de Calvo, al igual que el de Antich, fue su pacto con UM, porque quien preside el Ayuntamiento o el Ejecutivo autonómico es el responsable de toda su gestión. Convertir las concejalías en reinos de taifas fue un error tremendo y lo pagaron. Dar Emaya a UM, con la corrupción que hubo en este partido, pasó sin duda factura a Aina Calvo. Desde mi punto de vista, aceptar la existencia de departamentos estancos para acceder al gobierno tanto en Cort como en el Govern fue muy negativo para ambos.

-Bajo su punto de vista, ¿se debería haber dejado que gobernara el PP y no pactar con UM?

-Unió Mallorquina era un partido corrupto, incluso antes de que lo dijeran los jueces. Personas del mundo de la promoción inmobiliaria me habían comentado y era una cuestión pública, que si no pasabas por la taquilla de la comisión de Urbanismo del Consell no se aprobaba ninguna licencia, proyecto de urbanización o Plan General sin pasar previamente por caja. Si lo anterior era conocido por los urbanizadores y los promotores y lo sabía yo, es obvio que lo sabían el PSOE, PSM e Izquierda Unida. Pactar con UM fue pactar con la corrupción.

-El gobierno de Calvo también decidió mantener el monolito de sa Feixina tras su contextualización. ¿Qué opina de la decisión del equipo de Cort de demolerlo?

-Creo que el monumento debería mantenerse y que el alcalde, José Hila, debe una explicación a la ciudadanía, ya que él era la mano derecha de Aina Calvo cuando se quitaron los símbolos fascistas del monolito. Hila debe explicar por qué lo que en 2010 era aceptable ahora, apenas cinco años después, no lo es. Solo hay una explicación y es que Podemos ha impuesto la demolición tanto al PSOE como a Més. Y "tragan" para mantener el poder y evitar problemas. No hay otra explicación y si la hay, que la den, porque hasta el momento no lo han hecho, ni Hila, ni el PSM, ni Més. Recuerde que el PSM también participó en la operación de adaptar el monumento a la Ley de Memoria Histórica.

-En su etapa, ¿por qué se optó por colocar una placa en el cementerio con un eufemismo "a los fallecidos por la libertad"?

-Me acuerdo que nos rompieron la primer placa. Piense que en la Policía Local en aquellos momentos hasta que conseguimos que Joan Feliu ocupara la jefatura había mucha gente de extrema derecha. Cambiar las cosas era difícil y se necesitaba tiempo. En Cort y en la clase política se hacía una reflexión en relación a la guerra Civil y la República diferente a la que se hace ahora. Era reciente la política de reconciliación nacional del Partido Comunista y existía un cierto consenso en torno a respetar los monumentos que recordaban a fallecidos. A lo mejor antes de llegar a la Ley de la Memoria Histórica era preciso que pasaran unos años para que el espíritu de reconciliación y superación de las diferencias que condujeron a la Guerra Civil permitieran una visión diferente de las cosas y de la ciudad. Los cambios se produjeron a medida que la situación se fue normalizando. Cambiamos los nombres de las principales calles como es Born, que era Generalísimo Franco, y rotulamos vías recordando a Manual Azaña o a Indalecio Prieto, que seguro que a más de uno le produjeron ronchas. Los cambios fueron importantes.

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