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Mantenimiento

Emaya limpia las algas y el lodo acumulados en el cauce de sa Riera

La próxima semana terminará de retirar los sedimentos, que están causando malos olores en el paseo Mallorca y la desembocadura del torrente

La desembocadura del torrente de sa Riera será limpiada la próxima semana. g. bosch

Emaya está limpiando todos los sedimentos acumulados en el cauce del torrente de sa Riera. Dicha labor se realiza cada año después de la época de lluvias, aunque en esta ocasión el calor ha provocado la descomposición del material depositado y, por tanto, malos olores procedentes del lecho, sobre todo a la altura del paseo Mallorca y sa Feixina, en la desembocadura.

La empresa municipal inició esta semana los trabajos para adecentar el torrente y prevé que continuarán durante la próxima semana, debido a que tienen que limpiar todas las peraltas del cauce y retirar la vegetación que ha crecido en los muros, así como las algas y el lodo que se han ido acumulando a lo largo del año a causa del arrastre de materiales procedentes de la parte elevada de sa Riera.

Los operarios de Emaya, que cuentan con la colaboración de personal del departamento de Mantenimiento del consistorio, también tienen que eliminar las incrustaciones de sales en los muros y todo tipo de residuos que son vertidos al torrente de forma incontrolada por parte de gente incívica, tanto en la zona urbana como en la parte más rural del cauce, como los alrededores del antiguo canódromo, donde se inició la limpieza.

Los operarios se encargan de retirarlo todo de forma manual y con la ayuda de máquinas, y ayer se encontraban trabajando en la confluencia con el puente que une la avenida Jaume III con la calle Catalunya. Ahora queda el tramo final, en el que destaca la acumulación de sedimentos y el fuerte olor provocado por la descomposición.

Limpieza anual

Emaya tiene que limpiar cada año el torrente porque el agua procedente de la potabilizadora de Son Tugores va depositando residuos en el fondo y, como no existe un sistema de bombeo para que el líquido circule y se vaya oxigenando -se descartó en los tiempos de Joan Fageda como alcalde-, cuando el cauce se seca, el material se queda en el fondo y se producen los malos olores y la antiestética imagen que se observa estos días en la desembocadura del torrente que cruza la ciudad.

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