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Palma a la vista

Las dos caras de Llunes

Aurora Maestre y Emilia Garrido, de empleadas a empresarias. L.D.

Un mes justo. El 30 de abril cerraba la Espardenyeria Llinàs. El 1 de junio abre su heredera: Espardenyeria Llunes. Aurora Maestre y Emilia Garrido fueron las dependientas del popular comercio de la calle Sant Miquel que regentó Margalida Guilabert, la última de la familia en mantener un negocio que ha hecho historia. Ahora tendrá continuidad gracias a dos de sus dependientas. De hecho, dista una escasa distancia del local en el que ellas también han pasado parte de su vida.

"Estamos muy ilusionadas. Es emocionante escuchar a clientes de toda la vida preguntarnos ¿qué, cuándo abrís?, que ya necesitamos compraros género", cuenta Emilia Garrido. Ella trabajó como dependienta cuatro décadas. Conoce al dedillo el negocio. Entró siendo una jovenzuela.

"Una prima mía, que trabajaba en la papelería Homar, me dijo que Marga necesitaba una dependienta. Yo trabajaba en el Tam Tam de es Fortí. Opté por la alpargatería porque me quedaba más cerca de casa de mis padres", cuenta Emilia, de Montiel.

La otra mitad de Llunes es de Consell. Aurora Maestre. Ella trabajó en el negocio que abriera Gaspar Llinàs, abuelo de Margalida, en 1927. Ella estuvo 12 años. Entró en él gracias a su marido, Biel Navarro, que al ver el letrero 'se busca dependienta' entró y habló con la propietaria. No tardó mucho en empezar a trabajar.

Ahora contempla el negocio desde otro lado. Admite sentir "vértigo", aunque a la vez está entusiasmada, al igual que su socia. "Me siento bien. Tengo 55 años y es una edad muy difícil para encontrar trabajo. Cuando pensamos en abrir nuestro propio comercio, me dije, ¿y porqué no?".

No temen mezclar negocio y amistad. "Nos llevamos muy bien, y respetamos el espacio de cada una. Ella es muy buena cara al público", alaba Emilia. Aurora ríe y dice: "¡Anda que tú!"

Ambas conceden que sus Llunes, que ocupa un local frente al mercado del Olivar, al lado de la galería comercial Geraneos, tienen mucha luz. Hijas de Llinàs, ahora es el momento de su despegue.

"El género será muy similar. Mantenemos los mismos proveedores, pero queremos hacerlo nuestro, que tenga nuestro sello", expresa Aurora. La ex propietaria de Llinàs les ha cedido el obrador y las estanterías.

Además se sienten orgullosas de abrir un tipo de negocio que está viviendo sus horas bajas. Solo que vuelve lo retro y las cuñas están marcando el paso de nuevo. Ellas mantienen las tradiciones alpargatas de esparto, planas, de media cuña y las más altas. Ahora han incorporado las de novia. "Cada vez hay más mujeres que se calzan alpargatas con cuña de esparto".

Hoy alzarán las barrera. Las dos caras de Llunes festejaron ayer con sus clientela habitual el nuevo tramo. Son las hijas de Llinàs, pero hacen su camino. Con alpargatas.

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