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Palma a la vista

Puigdorfila toma Soda

Scotch & Soda aterrizaron en Palma en septiembre del año pasado. L.D.

Donde hoy se asienta en uno de sus locales comerciales la marca de ropa Scotch & Soda, nacida en Amsterdam en 1985 y que hoy presentará su nueva colección de otoño-invierno, con la ayuda de la modelo Inés Ybarra y aporte culinario de Pepi de Boissieu, la misma que ha creado proyectos a Hermès, Nice Things y Agnès Wood, estuvo Can Puigdorfila.

El casal señorial de los siglos XIV-XV con un "magnífico patio", como apunta Gabriel Bibiloni y que fue "vergonzosamente destruido" en 1972 como también indica el lingüista en su volumen Els carrers de Palma, fue convertido en un edificio de pisos.

El actual inmueble es obra del arquitecto Pere Rabassa. Él cuenta que al hacerse las catas arqueológicas se encontraron restos de maderas, posiblemente de embarcaciones. Detrás de la calle Can Puigdorfila, que obviamente atiende al linaje de la familia que se instaló en el casal en el siglo XVII aunque antes fue propiedad de los Morlà, está detrás la calle de Port Fangós, en alusión al terreno cercano al paso de la Riera.

Solo la cartela de la calle recuerda quién moró en un casal que tras siglos de vida acabó en la picota. Se salvaron algunos de los elementos decorativos de la casa como unas ventanas coronellas que rescató su propietario Xim Puigdorfila Zaforteza, que vendió la casa en el 72 a alguien llamado Ordinas. Éste la volvió a vender a una promotora que fue quien la tiró abajo. ¿No estaba protegida? Palma tiene ya demasiadas heridas a su patrimonio. El solar resultante estuvo veinte años dando a la zona un aspecto desolador, en pleno centro de la ciudad.

No sería la primera vez que los Puigdorfila verían su casa derribada. La morada original, situada en el solar del actual Banco de España, según algunas fuentes, fue confiscada y posteriormente derruida por orden de Pedro IV. Los Puigdorfila no quisieron rendir pleitesía al monarca porque eran partidarios del difunto Jaume III. El castigo no se hizo esperar. Se les confiscó los bienes y se tiró abajo la casa señorial; llenaron el solar de sal como marca o estigma.

Si esta tarde sonarán las músicas pinchadas por el Dj. Paco Pintón, al paso de las ropas de la marca holandesa, quizá resuene el eco de los bailes que también se dieron cita en la sala Sésamo, que abrió Felipe Puigdorfila, el primogénito del conde de Olocau. Como un disco de vinilo, la vida gira gira. Seguro que sus clientes se sirvieron soda en sus cócteles.

Los holandeses que visten a buena parte del mundo a través de negocios en todos los continentes, han elegido Palma porque "es una ciudad comercialmente buena", como indica Gonzalo Saldaña. Sus clientes suelen ser turistas. Tienen despacho en Madrid, Bilbao y Barcelona. El responsable de la marca en España subraya que las bondades de la firma de moda son "la calidad, el eclecticismo y el trabajo de los detalles".

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