Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a Palma

Valor de intimidad

Valor de intimidad

Nadie discutirá a estas alturas que la informática, concretamente los ordenadores, han dado un paso de gigante en nuestra organización del mundo. No sólo del mundo exterior. También del interior. Antes, las fotos se pegaban en un álbum. El diario se escribía en una libreta con candadito. Los escritos y recortes se clasificaban en carpetas y más carpetas. Hoy en día, todo eso se resume en un ordenador. A veces de tamaño bien reducido.

Pero frente a todas esas ventajas, hay un factor que ha resultado perjudicado. El valor de intimidad.

A veces, encuentras un libro viejo. Heredado de tu familia o comprado en una librería de viejo. Y al abrirlo, descubres un recorte de diario. Con una esquina de sobre comercial donde alguien tomó una nota. Con un dibujo, una flor seca que ha dejado una mancha perfumada en el papel.

Lo mismo ocurre con las fotografías antiguas. Al darles la vuelta, puede que descubramos una inscripción con letra conocida. Una mera anotación, claramente de un familiar cercano, en la que parece estar hablándonos por encima del tiempo. Para aclararnos afectuosamente: 'Vacaciones de verano de 1941'.

Son los valores de intimidad. En los soportes físicos, hay un subtexto poco visible. Una segunda lectura. Un escondrijo. Allí reside la vida oculta de las cosas. Y muchas veces dejamos mensajes en esos intersticios para encontrarlos nosotros mismos años después. O para nuestros descendientes. O para algún desconocido.

Y eso le da una profundidad afectiva a las cosas muy agradable. Las coloca en una metadimensión más allá de nuestra existencia. Nada de ello es posible con la informática. Donde todo está al alcance de cualquier informático y la inmortalidad está limitada por la fecha de caducidad del sistema operativo.

Compartir el artículo

stats