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Entrevista

Maria Gómez Llabrés: "El paseo Marítimo tendría que ser el nuevo espacio lineal verde de Palma"

"Fue decepcionante escuchar en las jornadas Ramon Llull que insisten en lo mismo: Crecer y crecer" - "No tiraría Gesa. Lo veo como un edificio incubadora. Me lo imagino como la casa del pueblo" - "Cuando estuve viviendo en Toronto pensaba: ¡Qué chulo sería hacer esto en Palma!"

Maria Gómez Llabrés: "El paseo Marítimo tendría que ser el nuevo espacio lineal verde de Palma" Maria Gómez Llabrés ha traído a Palma el movimiento Jane's Walk. El 2017 repiten.

Maria Gómez Llabrés ha hecho el camino inverso a millones de jóvenes licenciados españoles que se han visto obligados a buscar trabajo fuera. Ella ha vuelto a su ciudad, Palma, dejando atrás un puesto en uno de los mejores despachos de arquitectura de Toronto, el Urban Strategies Inc. A sus 28 años, la arquitecta suma miles de kilómetros de vida entre su ciudad natal, Barcelona, Montreal, Francia y Nueva Zelanda. Ha sido su último destino, la Babel Toronto, "la reina de la diversidad", como sugiere ella, el que le ha inspirado para introducir Palma en el movimiento de participación ciudadana Jane's Walk, celebrado el primer fin de semana de mayo con un imprevisible éxito: más de 500 personas se apuntaron a estas rutas por la ciudad, concebidas "para encontrar las Palmas dentro de Palma". La activista norteamericana Jane Jacobs fue el motor. Su volumen Muerte y vida de las grandes ciudades es libro de referencia.

-¿Por qué ha vuelto a un país donde hay millones de parados, entre ellos muchos arquitectos, como usted?

-Fui allí con mi pareja y nos lo tomamos como una aventura para abrir la mente. He sido muy afortunada de estar en un equipo de arquitectos en una ciudad tan fascinante como Toronto, pero siempre que estaba delante de un proyecto, una idea, un plan, pensaba: ¡Qué chulo sería hacerlo en Palma! Mi pareja encontró trabajo aquí y yo llevaba desde los 18 años fuera de casa. Decidí volver porque si me hubiera quedado, hubiera sido fácil acomodarme. Llegué a principios de abril.

-Y un mes después puso la pica canadiense en Palma al montar el Jane's Walk. ¿Será usted la Jane Jacobs de Palma?

-No sé tanto como ella y Palma necesita no una, sino muchas. Cuantas más visiones se den de la ciudad, mejor. En Toronto fui voluntaria de este movimiento nacido en 2007 como homenaje a la activista que pasó sus últimos años en la ciudad canadiense y en Navidad se lo dije a la fotógrafa Natxa Pomar. Su respuesta fue un sí rotundo. Pedí ayuda a la oficina central de Toronto y hablamos con Córdoba, que es la ciudad que lleva más tiempo participando. Fue fácil. La respuesta de los guías voluntarios fue entusiasta y las más de 500 personas apuntadas nos animan a seguir el próximo año. Con más ideas, con ganas de recuperar colectivos invisibles, encontrar esas otras ciudades de Palma.

-¿Cómo era su visión a los 18 años al irse a estudiar a Barcelona y cómo es ahora, una década después?

-Nunca he vivido aquí como profesional. Me fui con ganas de partir. Pensaba que ya conocía todo de Palma. Barcelona me parecía grande, una incógnita. Después me fui a Toronto, contenta de dejar Barcelona. Soy una mujer que me gusta implicarme donde estoy. Ahora estoy ilusionada de estar aquí. Hay muchas cosas por hacer. Los mallorquines han cambiado, han salido, viajado. Creo que vivimos un momento en que las personas tienen ganas de hablar, solo faltan espacios donde sentirse cómodos.

-Jane Jacobs fue muy crítica con los de su oficio.

-Los arquitectos y urbanistas desprecian la participación ciudadana, quizá porque no la sabemos gestionar, pero los ciudadanos tienen mucho que decir. Las críticas de Jane tienen mucha razón. Está de moda la multidiversidad en los grupos de trabajo, y está muy bien, pero creo que falta la presencia ciudadana. A los urbanistas les falta humanidad. Se pueden ver muchas cosas a través de los planos, pero otras se olvidan. La participación ciudadana es difícil de hacer. Si la hace un arquitecto, manipula; y si es la administración, es ella la que hace las preguntas.

-¿Qué le sobra y qué le falta a Palma?

-Le faltan espacios verdes y conexión con el mar. El paseo Marítimo tendría que ser el nuevo espacio lineal verde de Palma. Habría que recuperar la bahía. Nos estamos cargando la posidonia. El puerto no necesita crecer, sino recolocar los cruceros, el muelle de mercancías, hacerlo en un lugar menos central. Estuve en las jornadas Ramon Llull y fue decepcionante. De lo que se hablaba era de crecer y crecer. El ambiente daba miedo. ¿Por qué no utilizar lo que ya tenemos, es necesario seguir creciendo en una ciudad donde tres de cada diez casas están vacías? No hemos de crecer más.

-Sea valiente. ¿Se cargaría Gesa?

-No, ni el Palacio de Congresos. Ya los tenemos. Trabajemos con ellos. Hay que ser creativos. Para mí Gesa es una incubadora, en la que veo estructuras de centro de día, de lugar de acogida, de otros usos; me la imagino como la casa del pueblo. La arquitectura está degradada pero restaurada podría dar mucho juego. Hacerlo un edificio sostenible. Creo que podría ser un buen referente de restauración.

-De la casa del pueblo al Palacio. ¿Qué le parece el edificio de Patxi Mangado?

-El Palacio de Congresos empezó mal. El programa del concurso era desproporcionado. Patxi Mangado es un buen arquitecto. El edificio no me disgusta. Ahora hay qué ver qué uso se le dará. No todo puede estar dirigido al turismo.

-¿Puede haber un turismo sostenible?

-Uf, no lo sé. Lo que sí puede haber son zonas turísticas donde no nos de vergüenza ir. Cuando unos alemanes me dijeron que de Mallorca conocían Magaluf, me horrorizó pensar que esa era la imagen que tenían de mi tierra. No todo debería ser posible. Si hay pisos carísimos, es culpa nuestra. Si alquilo en Airbnb, contribuyo en cierto modo. Me parece bien que se alquile si no tienes trabajo, pero no cuando dejan de alquilar a quienes viven en Palma porque ganan más alquilándolo un día, una semana, un mes a un turista. Es un tema muy complejo. Requiere mucha reflexión y la respuesta no es solo de la administración.

-¿La arquitectura hoy está mal tratada en España?

-Con la crisis estamos más tranquilos. Da pie a un urbanismo y arquitecturas interesantes, mal pagadas, pero con mucho sentido. Se está pensando la arquitectura de otra manera, colectivos como Ecosistema urbana o Basurama son muy interesantes.

-¿Qué la hizo arquitecta? En su familia hay y ha habido pintores, magistrados, profesores...

-Quizá porque no había referencias familiares, quizá porque quería hacer lo mío en una familia tan numerosa... Lo que me gusta de la arquitectura es que es muy abierta. Yo no quiero ser arquitecta como una persona que hace casas. A mí me gusta su aspecto más social, el urbanismo.

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