Dos playas de Palma se cerraron a los bañistas a primera hora de ayer por la presencia de elementos contaminantes en el agua. En las zonas de baño de Ciutat Jardí y Can Pere Antoni ondeó la bandera roja durante toda la jornada a raíz de un vertido de aguas residuales mezcladas con aguas pluviales, que se ha produjo durante la madrugada del viernes al sábado.

En ambas playas hay tuberías que vierten al mar aguas depuradas. Sin embargo, la intensidad de las lluvias nocturnas desbordó las canalizaciones. Uno de los puntos de vertido está situado frente a la Seu, donde se sitúa una de las estaciones que impulsan el agua residual de la red. Por ello, en Can Pere Antoni solo se vio la bandera roja en la zona más cercana a la Costa del Gas, mientras que la parte junto al Portitxol continuó la bandera verde.

Los vertidos de aguas sin depurar son un problema recurrente en ambas playas cuando hay precipitaciones intensas. En el verano de 2015 se produjeron varios episodios similares.

El principal motivo, según explicaron a este diario fuentes de Emaya, es que la depuradora del Coll d'en Rabassa no da abasto para el volumen de agua que tiene que depurar. Desde el cambio de gobierno, Emaya ha situado como una de sus prioridades la ampliación de la depuradora del Coll para que no se repitan vertidos como el de ayer. El Ministerio de Medio Ambiente tiene previsto aportar 80 millones de euros para la reforma.

Los vertidos se detuvieron ayer a las nueve de la mañana y, tras realizar la analítica diaria de las aguas de baño, se decidió prohibir la entrada al mar. Hoy se realizarán nuevos chequeos en ambas playas y, tras comprobar los resultados, el servicio de socorrismo decidirá, si se mantiene la bandera roja o se rebaja a bandera amarilla, que es el escenario más probable si la lluvia no vuelve a desbordar las cañerías subterráneas.