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Sa Torreta

Los enredos del transporte urbano

La búsqueda "huelga en la Sociedad de Tranvías" no da ningún resultado. El trabajo de documentación para este artículo está a punto de fracasar...

Bendición de nuevos autobuses para Palma en enero de 1972.

La búsqueda "huelga en la Sociedad de Tranvías" no da ningún resultado. El trabajo de documentación para este artículo está a punto de fracasar hasta que, por casualidad, aparece la portada de Diario de Mallorca del 22 de julio de 1970 con este gran titular: "Los chóferes de la Sociedad de Tranvías, en conflicto con la empresa". Este día cambió la historia del transporte en Palma. Pero lo hizo con un conflicto laboral, no con una huelga. Una palabra que durante el franquismo estaba proscrita o limitada exclusivamente a los paros de trabajadores en el extranjero.

La Sociedad General de Tranvías Eléctricos Interurbanos de Palma había sustituido en 1958 los trenes por autobuses. Su último presidente, Francisco Alcover Verd, no creía en el nombre de su empresa y apostó por los vehículos de gasolina como una forma de salir de la crisis económica. Ambos, la compañía y él, se fueron al garete. Ni siquiera el intento de ser procurador en Cortes le salió bien. El régimen toleró la huelga, perdón el conflicto laboral, y la Sociedad de Tranvías colapsó. En noviembre de 1970 se ordenó la intervención judicial, la segunda, y poco después llegó la quiebra.

Los trabajadores crearon la Sociedad Anónima Laboral Mallorquina de Autobuses y en marzo de 1971 se hicieron cargo del transporte urbano. Desde el principio contaron con un fuerte apoyo municipal y del Estado. En los siguientes meses lograron una importante modernización de la flota con la incorporación de nuevos vehículos. La imagen de Torrelló corresponde a la entrega y bendición frente a la sala Augusta. "Más autobuses para Palma", fue el titular de Diario de Mallorca del 27 de enero de 1972, nueve meses después del relevo empresarial en el transporte de la capital.

La historia de Salma también narra un fracaso. Ni las inyecciones de dinero del Ayuntamiento ni la autogestión de los empleados ni las ayudas estatales, lograron sacarla de la crisis. En 1985, el Ayuntamiento decidió municipalizar el servicio y crear la EMT. Otra vuelta de tuerca para la movilidad en la capital.

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