Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Neus Pizá Moragues: "Los dentistas arrastramos una injustificada mala fama"

"El mallorquín se cuida menos de su salud dental que los latinoamericanos, aunque va mejorando" - "No hacemos cooperación de aventura. Vamos a Senegal pagando todos nuestros gastos" - "África engancha. Lo esencial es lo fundamental. Vuelves con ganas de cambiar pero la rutina te atrapa"

Neus Pizà es una de las odontólogas voluntarias en la ong Dentistas sobre ruedas. B. Ramon

A Neus Pizà Moragues -Algaida, 1984- el día le cunde. Las veinticuatro horas las multiplica por arte de magia. Se formó como odontóloga en Barcelona y a partir de ahí amplió conocimientos en endodoncia y en odontopediatría, no en vano, son los niños sus “mejores pacientes”. Ellos y los senegaleses de Missirah, la aldea donde la ong mallorquina Dentistas sobre ruedas actúa a través del programa Adama que coordina la propia Neus. Pero no solo se necesitan sus manos en África. Un día a la semana trabaja voluntariamente en la clínica dental solidaria Coloma Vida, integrada en el proyecto Dentistas sobre ruedas, y que nació posteriormente “porque no solo hay personas necesitadas en Senegal; en Mallorca, con la crisis, son muchas las personas que necesitan ayuda sanitaria que no cubre la Seguridad Social”. Neus da un dato: el año pasado, los voluntarios de esta pequeña clínica, situada en la calle del Carmen, hicieron 1.222 visitas a 369 pacientes derivados de los ayuntamientos y las entidades sociales que tienen suscrito un convenio con Dentistas sobre ruedas.

En estos momentos, la lista de espera de la clínica dental solidaria Coloma Vidal es de dos meses. Por ello, están buscando dentistas solidarios. El nombre es un homenaje a la abuela del fundador de la pionera ong Dentistas sobre ruedas, Alfonso Jaume, hijo y nieto de dentistas que atendieron en este mismo local, que ahora atiende a personas sin recursos.

¿Exactamente cuál es su contribución a este proyecto? ¿Y cómo se metió en hacer sanidad solidaria?

—En Barcelona y en Madrid, ya trabajé como voluntaria en clínicas solidarias. Cuando volví a Mallorca quise compaginar el trabajo privado con el voluntariado y conocí al fundador de Dentistas sobre ruedas, Alfonso Jaume. Estaban empezando a montar esta clínica en Palma y colaboré pintando y cosas así. Me propusieron ir a África en 2014, a Missilah en Senegal, quince días. A partir de aquí, me metí de lleno en la ong. He ido tres veces a África, y un día a la semana, los martes por la mañana, trabajo en la clínica de Palma Coloma Vidal.

¿Por qué hace esto?

—Porque siempre me ha dado una gran satisfacción ayudar a los demás.

¿Es distinta la sensación de ayuda aquí o en Senegal?

—Los contextos son bien distintos pero aquí con pacientes sentados en la silla, cuando han podido me han contado historias terribles de miseria, pobreza, de una vida por llamarlo de alguna manera muy dura. En Senegal, por supuesto es peor. Trabajamos en unas condiciones más adversas, ellos son muy pobres, pero aunque suene a tópico, es cierto, su respuesta al dolor es otra. Son muy fuertes, aguantan mucho. Se quejan poco. Son buenos pacientes. Muy hospitalarios. Nos acogen como si fuéramos de la familia. Pero en Mallorca, no hace falta irse fuera, hay unos niveles de desigualdad intolerables. Y tener la boca mal cuidada, puede hacer más difícil que encuentres trabajo. Además en nuestra sociedad, el aspecto exterior está muy valorado y si encima que no tienes trabajo y no puedes cuidarte la boca, tu autoestima se viene abajo. Por eso es muy importante el trabajo en esta pequeña clínica. Desde aquí animo a los dentistas que puedan a apuntarse.

Al parecer hay más hombres voluntarios.

—Si bien Medicina se está feminizando, la especialidad de Odontología es mayoritariamente masculina. Otra cosa son las auxiliares que suelen ser mujeres.

¿En el movimiento de ong hay mucho turismo de solidaridad?

—No es el caso de Dentistas sobre ruedas. Los que vamos allí nos pagamos nuestro billetes y los 15 días de estancia. ¿Quién puede dejar de trabajar dos semanas y además pagar 900 euros?

¿En qué consiste el proyecto Adama, que usted coordina en la aldea de Missirah?

—Se ofrecen servicios de salud bucondental, y sobre todo hacemos extracciones y empastes, también prótesis. Yo he practicado obturaciones, endodoncia. Es muy importante explicarles hábitos de higiene buco dental.

¿África le ha robado el corazón como a tantas otras personas?

—África engancha. Parece que no estás en este mundo. Dejas de dar importancia a las cosas que aquí son fundamentales. No te hace falta nada, lo esencial. El estrés se te va, ¡y eso que trabajamos mucho! La convivencia con ellos estrecha mucho los lazos. Cuando han acabado los quince días, es muy duro volver. Piensas que cuando llegues a tu vida habitual harás esto y lo otro, para mejorar, para vivir de una manera más sencilla.... ¡Después, la rutina diaria te envuelve y te atrapa!

¿Se quedaría?

—(Hace un movimiento de cabeza inequívoco) ¡Sí... pero solo un tiempo! Aquí está mi familia, y yo soy muy anclanada.

¿Ha tenido algún problema en Senegal por ser mujer?

—En absoluto. Recomendaría a todo el mundo viajar a África.

Ahora volvamos a Mallorca. ¿Se cuida la boca el mallorquín?

—Creo que están mejorando sus hábitos pero aún así, se la cuida menos que los latinoamericanos, por ejemplo. Hay mucha ignorancia. No entienden que una boca mal cuidada es la puerta de entrada de bacterias. Se olvidan de hacerse las revisiones, y son fundamentales.

Usted se ha especializado en niños.

—Sí, me gustan y además es la población libre de caries. Es el momento de introducirles hábitos de higiene.

¿Para los niños, los dentistas siguen siendo ogros? ¡Y no solo para los pequeños!

—Ahora ir al dentista no duele. Es una tema de malas experiencias. Es una cuestión social. Si la madre te dice de pequeño en tono amenazante y como castigo, ¡te llevo al dentista!, el niño lo asocia con algo malo. ¡Pura lógica!

¿Es merecida su fama de caros?

—El problema es que no hay precios establecidos. Cada clínica aplica sus baremos. Formarte en Odontología es carísimo. Casi todos los cursos o máster son fuera y no bajan de los 1.000 o 2.000 euros. No tenemos ayudas. El material es muy caro. No estoy llorando. Es una realidad. Por eso alabo la iniciativa de Dentistas sobre Ruedas también su trabajo en Mallorca, en la clínica Coloma Vidal, porque hay muchos niveles de desigualdad social. Arrastramos una injustificada mala fama.

Compartir el artículo

stats