En tiempos de franquicias y volatilidad general, es insólito que un negocio alcance el siglo y que además lo haga en manos de una misma familia. Es el caso de Casa Roca, que tras 166 años cerrará sus puertas este verano.

El origen hay que situarlo en un local de venta de librillos de papel de fumar y de cerillas, abierto por Francisco Roca Paretes en 1850. El empresario catalán le puso el nombre de La Mistera. Le sucedieron sus hijos, Eduardo y Ricardo Roca Amorós; éste fue presidente de la Cámara de Comercio, entidad que acabaría premiando el comercio en el año 2000. Sería el sobrino Domingo Torrents Roca quien otorgó el sello a la emblemática papelería. A él le dieron en herencia un 60 por ciento del negocio y a su primo Vidal Roca, de Chocolates Vidal, el 40. Al final, Domingo Torrents se quedó con la totalidad.

El abuelo de la actual propietaria fue un visionario. Hizo una serie de dibujos que conserva su nieta sobre el inmueble que quería para Casa Roca. La concebía como unos grandes almacenes. El arquitecto elegido fue Francisco Roca, que "nada tiene que ver con nuestra familia", aclara Catalina.

En 1929 se inauguró el comercio a bombo y platillo. Siguió con el negocio Juan Torrents Llodrá, padre de Catalina, que murió cuando ella era un bebé. Su madre, Vicenta Ibáñez se puso al frente hasta dejarlo en manos de su hija. Ella lo regenta desde 1979.

Casa Roca tiene en cartera más de doce mil artículos. Entre sus clientes ha contado con el escritor Robert Graves y el actual rey, Felipe VI. Desde hoy, liquidan.