La ciudad dormía, aletargada por la pérdida de una hora de sueño. En lo viejo de Palma, solo el incordiante sonido de las ruedas de los autos chocando con la cera del asfalto te alzaban de la cama. Pero el Domingo de Resurrección es en las cercanías de la Catedral una fiesta protagonizada por los fieles que acuden cada año a la Misa de las 10.30, los cruceristas que ayer aprovecharon sus horas en la ciudad para asistir a un oficio que les muestra "gratis" la Seu engalanada y aquellos otros que ya guardaban sitio para ver, un par de horas después, la llegada de los Reyes.

Se entonaban los laudes, la oración de la mañana, poco antes de las 10, mientras por la Porta de la Almoina se pasaba por el control de seguridad. Una vez finalizados, y con el templo casi lleno, se explicó el rito de la procesión del Encuentro, "una procesión mediterránea" en la que "Jesus abraza a su madre tras la Resurrección. Es el encuentro del que vive para siempre con su madre".

Al concluir las laudes, el obispo y parte del Cabildo salieron del altar y aguardaron en la sala del tesoro para volver a irrumpir en escena, ya acompañando al Cristo. Precedidos por el escolar, y bajo la aureola y el aroma del incienso, recorrieron la nave lateral izquierda y se dirigieron de nuevo al altar. El obispo de Mallorca, Javier Salinas, cerraba el cortejo.

En la nave derecha, cuatro hombres con americana y corbata portaban la imagen de la Mare de Deu. En el centro, se procedió a escenificar el Encuentro entre la madre y el hijo que ha vuelto a la vida. La talla religiosa de la Virgen estaba articulada y movía la cabeza gesticulando el abrazo a Cristo.

En otros lugares de la isla, el abrazo se escenifica moviendo el paso y haciéndoles dar saltitos a la Virgen.

Tras las lecturas de los Hechos de los Apóstoles, el representante de la Iglesia católica en Mallorca procedió a la homilía, enmarcada en el milagro de la Resurrección de Jesucristo.

"Él ha resucitado y ha abierto un nuevo camino de vida. Somos sus herederos. Estamos llamados a participar de la resurrección, pero ¿creemos realmente? El sepulcro vacío, la tumba vacía, es el signo de una vida nueva (...) La vida para siempre es Dios, la esperanza", predicó Javier Salinas.

A la espera

A las afueras, la multitud aguardaba la llegada de los Reyes que iban a asistir a las Misa del mediodía. No muy lejos, otro Encuentro tenía lugar el de santa Eulàlia, éste fuera de la iglesia, ya que la Virgen es llevada desde la plaza de sant Francesc y el Cristo desde la plaza Major. En el portal de la iglesia, aguardaban para presenciar el Encuentro un grupo reducido de personas que después asistirían a la Misa de la "vida nueva".