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Palma a la vista

En Cort también se lee

El médico dibujante Feliu Renom ilustra la atmósfera de la biblioteca de Cort. FELIU RENOM

Los usuarios de la biblioteca de Cort, en general de casi todas, suelen dividirse entre los asiduos lectores de diarios que acuden como quien va a un café, y aquellos que pertrechados con sus ordenadores portátiles estudian o investigan. Todos sin excepción buscan el silencio que las ciudades les hurtan.

El centro pertenece a la tercera edad ya que este año celebrará los 81 años. Debía haber sido inaugurada por el alcalde republicano Emili Darder, que fue quien apoyó la iniciativa, pero acabaría 'cortando la cinta' Lluís Ferrer, presidente de la Comisión Gestora que sucedió al gobierno republicano en Palma tras la Revolución del 34. Sus ocho décadas las festejó con alcalde de pacto, el primero del gobierno bicéfalo que tendrá Palma, el socialista José Hila.

La biografía de un lugar de letra tiene mucha 'sangre' impresa. La de Cort se inauguró en 1935, a un año de la Guerra in Civil que asesinó al inspirador de la biblioteca, el que fuera último alcalde republicano, Emili Darder. Él, que había sido bibliotecario del Círculo Mallorquín, un hombre de profunda cultura fue otra víctima de la sinrazón. Del 36 a los años 50, la biblioteca se resintió de "las consecuencias de la situación de irracionalidad en que se vio inmersa la sociedad durante estos años", tal y como escribieron Concepció Calafat y Ana Gimeno, adjuntas de la biblioteca con motivo de su 75 aniversario.

Fueron años de censura, guadañas a los escritos de autores como Victor Hugo, Emile Zola, Alejandro Dumas, Voltaire, Jean Renon, por supuesto, el anarquista Proudhon, entre otros 'demonios'. Con todo, no cerró sus puertas aunque su servicio no cumplió el objetivo de sus promulgadores, Darder y otros.

Ochenta años después de aquello, el lugar es un oasis en el cogollo de la ciudad. Emplazada en el mismo edificio del Ayuntamiento, hubo quien protestó que así fuera en el principio de los tiempos. No debía querer mezclar las cosas de la política con la cultura libresca.

Su emplazamiento surge de una catástrofe. En 1892 el edificio del Ayuntamiento estaba en obras, dos años después se produjo un incendio en su primera planta, no muy lejos estaba el oratorio medieval de san Andrés. Quedó destruido al igual que el edificio. De aquellas cenizas, surgiría la biblioteca que hoy conocemos, y que alguien quiso emplazar en el Casal Solleric.

La primera persona que se encargó de ella fue la bibliotecaria Martina Pasqual Martí. Son más las mujeres que han pasado por ella, porque al oficio de bibliotecaria suelen dedicarse féminas. ¿Alguna pista? Hoy la de Cort no tiene responsable, pero ahí están Joan Mas y Lluïsa Calafat, atendiendo en ese remanso que aún conserva, como ilustra Feliu Renom, las estanterías de Gaspar Bennàzar. Hoy, hay un homenaje a la pintora Pilar Montaner.

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