La Associació per a la Revitalització dels Centres Històrics (Arca) prepara una exposición sobre el arquitecto mallorquín Francisco Roca Simó, que fue el responsable de la construcción del monolito de sa Feixina.

La muestra se estrenará el martes de la semana que viene en la sede de la entidad proteccionista (calle de Can Oliva, 10) a las siete de la tarde. Se enmarca en las acciones que ha emprendido la agrupación para evitar el derribo del monumento en homenaje al crucero Baleares. La decisión de demoler el monolito la tomó el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma, basándose en el origen franquista de la construcción.

Para Arca, Roca Simó fue "uno de los más importantes arquitectos mallorquines del siglo XX y dejó en muy buen lugar el nombre de la ciudad por su magnífica obra en Palma, Felanitx, Sóller, Inca, Manacor, Argentina y Madrid".

La exposición fotográfica se titulará "Del modernismo al racionalismo: de Can Casasayas al monumento de sa Feixina" y en ella se repasará la evolución arquitectónica del autor que, según recuerda Arca, culminó su deriva hacia el estilo racionalista con el obelisco del parque palmesano.

Roca Simó fue el ganador del concurso público para construir el homenaje al crucero Baleares, aunque de la obra se encargó su hijo porque se inició después de su muerte.

"El monumento de sa Feixina, desnudo y desprovisto de carga ideológica, es un buen representante del racionalismo y de la evolución de un arquitecto excelente que merece respeto y homenaje", afirma Arca en un comunicado.

Los dirigentes de la asociación enviaron ayer estas reflexiones a los regidores del Ayuntamiento de Palma para solicitarles que se abstengan de derribar la construcción. Durante la última semana, la entidad ha iniciado una "lluvia de argumentos" para "poner en evidencia ante la ciudadanía los valores históricos y arquitectónicos" del obelisco.

Arca recuerda que en 2010 Cort ya adaptó el monumento a las exigencias de la Ley de Memoria Histórica cuando retiró del conjunto los elementos que exaltaban el régimen franquista.

La asociación también ha argumentado que "las piedras no tienen ideología" y que para los vecinos de Santa Catalina el monumento se ha convertido en un lugar de referencia que no tiene la carga ideológica de cuando se construyó.