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Palma a la vista

Herederos de Lavoisier

Los Reservoir Tones tocaron en el último Mercadet en la Glorieta de Pau Casals. L.D.

Vivimos inmersos en el principio de Lavoisier sin saberlo. Aquel enunciado "la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma" es el principio activo de nuestra mermada economía. No es que seamos carne de low cost, ni sangre de segunda mano, ni muchísimo menos seres de reciclaje. Somos científicos. Somos herederos de Lavoisier.

Dos años atrás cerró el centenario Pomar Flores. A Guiem Pomar le costaba deshacerse de buena parte del material que quedó, postales antiguas, estanterías. Se le ocurrió ofrecérselos a Sònia Bover, promotora de arte de Barcelona sin trabajo, y a su pareja, Jesús Ruesgas, restaurador, en similares circunstancias. Su sí fue el origen de In progress Palma, un local situado en la parte alta de Santa Catalina, fuera de la germanización de la parte cercana al mercado.

Los herederos del científico francés del siglo XVIII no se quedaron contentos. La cadena de transmisión de los objetos tomaría una nueva forma. "En conversación con los vecinos, que nos aportaban sus objetos, pensamos en venderlos en común en un mercadillo en el barrio. La plaza, extrañamente poco conocida en Palma, la de la Glorieta Pau Casals, fue el lugar elegido. Presentamos la idea a Emaya, para incluirla en su campaña de recogida de trastos, y les encantó la idea. El primer Mercadet Tira'm els trastos fue en noviembre. ¡Si hasta la concejala Neus Truyol se puso a vender sus trastos!" cuenta Sònia Bover.

El pasado sábado se celebró el tercer rastrillo con un éxito de convocatoria sorprendente. "Los vecinos están muy implicados. Se fomenta la idea de barrio, lo dinamiza. Está cogiendo fuerza. Tenemos lista de espera", se felicita Sònia. El eco ha alcanzado a otros barrios como el Puig de Sant Pere, El Terreno y a la calle Blanquerna. Ya se han reunido con los organizadores. "Tienen ganas y nosotros les animamos", comenta. "Nuestra filosofía es que cunda el ejemplo, y que se expanda a otros barrios", señaló la también experta en marketing y comunicación.

La música es clave también en su poder de convocatoria. En la Glorieta hay un kiosko. El sábado estuvieron Reservoir Tones en formato trío, un grupo de surf instrumental que se mueve entre el sonido sesentero sin perder la comba de la escena más contemporánea.

Se paga 10 euros por parada, y los horarios son menos tempraneros que otros mercadillos. Desde las 10.30 hasta las 14.30 horas. Los vendedores montan a partir de las 9.30.

Con tres ediciones, lista de espera y sumando adeptos en otras zonas de Palma, los herederos de Lavoisier se multiplican. "Nos gusta porque esta zona es muy barrio, con comercios de cercanía y con vecinos de generaciones, aunque sí, ¡están llegando los suecos!", concede Sònia.

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