"Los negocios que funcionan son las heladerías y souvenires, porque los cruceristas tienen el tiempo justo para tomarse un helado y comprar un imán para la nevera". Con este ilustrativo ejemplo, una vecina explicó la degradación que está sufriendo el comercio en el barrio de la Seu. "Tras superar una gincana para llegar caminando a tu casa por la cantidad de turistas que hay, te sientas junto a la ventana y tienes a la guía con el altavoz y después al acordeonista, que repite el mismo repertorio una y otra vez", detalló otro residente sentado entre el público. "No queremos vivir en un parque temático, sino en un vecindario", como añadió un tercero. El debate de ayer en el Club DIARIO de MALLORCA provocó muchas intervenciones de los asistentes, sobre todo de vecinos que querían responder a la pregunta 'Vivir en el casco antiguo: ¿privilegio o desgracia?' No hubo una respuesta clara, pero todos temen que el barrio acabe muriendo de éxito.

Y no solo por los turistas de los cruceros, sino también por una gentrificación, un proceso por el cual la población de una zona es desplazada y sustituida por otra de mayor poder adquisitivo a causa de la revalorización de ese barrio. "Se está expulsando a los vecinos para que todo el centro acabe convertido en un hotel", tal como lamentó el miembro de la junta de la asociación Canamunt Manel Domènech refiriéndose a los 15.000 apartamentos que se calcula que existen en Palma de alquiler turístico. Destacó que "el peligro es la falta de viviendas para los vecinos, que no podrán continuar en el casco antiguo, por lo que será un barrio sin vida"; y citó como ejemplo el titular de ayer de este periódico: 'Me echan a los 72 años para alquilar mi piso a turistas'. Varias personas entre el público intervinieron sobre este asunto y uno de ellos alertó de que "mucha gente es acosada para sacarla de sus viviendas y convertirlas en pisos de alquiler vacacional". Sin embargo, otros defendieron que "los extranjeros han invertido en rehabilitar los edificios y han mejorado barrios como Santa Catalina, el Molinar y el casco antiguo". "Son ellos quienes nos tienen que decir lo guapo que es, debido a que los mallorquines no nos damos cuenta", lamentó una mujer entre el público asistente.

La falta de aparcamiento

El presidente de la asociación de vecinos de la Seu, Luis Clar, se centró básicamente en la falta de aparcamientos en el barrio tras la decisión del Ayuntamiento de suprimir las 26 plazas que había en la zona del Mirador. Pese a que reconoció que esta medida "embellece el entorno", cree que el equipo de gobierno "no pensó en las repercusiones que podía tener para los residentes". Como el Ayuntamiento apuesta por la reducción del espacio para los vehículos, la vecina afectada Carmen Truyols propuso "que empiece a disminuir el tráfico analizando cuántos conductores tienen Acire y no residen en el barrio". Además, denunció que la plaza de la Seu ha sido ocupada totalmente por los taxistas y mostró una llamativa imagen de vehículos del sector aparcados en el Mirador. Truyols también reprochó al área de Movilidad que "los autobuses de la línea 2 pasan de uvas a peras", lo que obliga a los vecinos a tener que utilizar el coche, en palabras de esta residente.

"Vivir en el casco antiguo es un privilegio para el que le guste. A mí me gusta, porque llevo toda la vida allí y por su patrimonio, pero es muy incómodo. Cada año va a más, por lo que llega un momento en el que te planteas si merece la pena", como resumió Carmen Truyols sobre el sentir de la mayoría de asistentes.

Según el director general de Urbanismo de Cort, Biel Horrach, las deficiencias en el transporte son uno de los problemas más importantes que tiene no solo Palma, sino toda la isla. Por ello, considera difícil dejar de ser "la segunda ciudad del mundo con más coches por habitante". Sin embargo, el origen del problema se remonta "a los urbanistas que planificaron el territorio con una separación de usos, por lo que la gente está obligada a utilizar el automóvil", lamentó. "Como dijo el urbanista Manel Solà-Morales, hemos pasado del arròs brut (una mezcla de todo) al buffet libre (todo separado)", destacó.

El reto del área de Urbanismo con la revisión del Plan General es "replantearlo todo y cambiar la dinámica, ya que actualmente la mayoría de la población reside en el casco urbano y los empleos creados en los últimos años están en la periferia". El objetivo es traer de nuevo la producción al centro, por lo que se beneficiarán barrios como la Seu, la Calatrava y sa Gerreria. No obstante, si no hay otras medidas, los residentes temen morir de éxito.