La presencia de trastos en la calle se ha disparado desde que Emaya recoge los residuos voluminosos a pie de calle y no a domicilio. Algunos de los incívicos son, al menos, originales. Un vecino dejó el jueves en la avenida de Mèxic un viejo sofá junto a un banco público. ¿No le gustaban las vistas a la calzada y prefería mirar a un solar? ¿No le resultaba cómodo el banco de madera? ¿O es un impulsor de la colaboración público-privada? Emaya lo recogió el viernes tras un día en la calle.