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Mobiliario urbano

La mejor manera de esperar el autobús

Ocho paradas de la EMT tendrán este año pequeñas bibliotecas en sus marquesinas, una iniciativa del colectivo Arquitectives que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento y la Escola Superior de Disseny

Una de las biblioparadas que hay en más de un centenar de ciudades de Colombia.

Este año habrá ocho paradas de bus que invitarán a la lectura. Tendrán estantes con libros en sus marquesinas para que los usuarios de los autobuses de la EMT puedan esperar su llegada de la mejor manera posible. Tras el intento fallido de implantar pequeñas bibliotecas en cabinas telefónicas en desuso, ahora el colectivo Arquitectives impulsa esta iniciativa con el apoyo de Cort y la Escola de Disseny. Unos 70 estudiantes se encargan de idear las llamadas biblioparadas y, dentro de un mes, un jurado escogerá una de las propuestas, que será ejecutada e instalada en ocho puntos de la ciudad con el presupuesto de la concejalía de Urbanismo y Modelo de Ciudad y el asesoramiento de la EMT y el área de Movilidad.

Los soportes de intercambio y lectura de libros en paradas de bus existen en países como Israel, Turquía o Colombia, donde hay más de un centenar en diferentes ciudades centroamericanas. Las únicas iniciativas similares en Europa son las bibliotecas en el interior de autobuses que se van desplazando por los pueblos más pequeños y sin ningún servicio de préstamo. Sin embargo, la idea que llegará a Palma se asemeja más al extendido bookcrossing -dejar libros en sitios públicos para que los cojan otros lectores, que a su vez hacen lo mismo-, aunque los únicos lugares serán las paradas de la EMT.

Los alumnos de la Escola de Disseny que están proyectando las biblioparadas deben respetar la estética de las marquesinas y la información sobre las líneas de autobús, entre otras cuestiones. Las bases del concurso incluyen todos los requisitos del diseño y un anexo sobre este mobiliario urbano, que será transformado en ocho zonas de Palma.

Cristina Llorente, del colectivo Arquitectives, explica que lo que sucedió con las bibliocabinas el pasado verano les dio ánimos para buscar otro emplazamiento en el que instalar las bibliotecas comunitarias. "No consideramos que fuese un fracaso, porque pese a que Telefónica las quitó, mucha gente se implicó en esta iniciativa. Es un éxito conseguir activar a la ciudadanía para un proyecto común y altruista. Ese es nuestro objetivo, que la gente participe y derive en una mayor cohesión social".

#Estoesunabiblio tiene más de 1.600 seguidores en Facebook y dos ejemplos de la colaboración altruista que destaca Llorente son "la oferta de un voluntario de diseñar una aplicación móvil para situar las paradas de bus con libros" (todavía no se sabe cuáles serán) y otros servicios relativos a estas futuras bibliotecas, así como "la predisposición de una editorial (la de la Fundació Drac) para donar ejemplares". La idea de Arquitectives es "implicar al mayor número de colectivos para que las biblioparadas funcionen y se integren en la ciudad".

También proponen que, en el futuro, estos espacios públicos se usen para impulsar programas de fomento de la lectura, aunque ya será un logro si simplemente amenizan la espera de quienes utilizan el autobús.

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