Los qué me conocéis sabéis lo poco que me gusta la notoriedad. Soy reservado, celoso de mi vida privada, hermético en ocasiones. No es mi estilo (ni era mi intención) dar "titulares" a la prensa.

Ocurre que últimamente me he sentido como un cobarde no discutiendo ciertas afirmaciones, porque dicen que quien calla otorga. No soy tan valiente como decís algunos, pero últimamente se me hacía imposible trabajar así, vivir así.

¿Sabéis lo que me duele más? No es la actitud de los políticos, aunque me gustaría que no utilizarán a la institución que es la Policía Local como instrumento para sus fines. No es tampoco el enfoque de la instrucción del caso porque sigo creyendo en la justicia y que al final quien corresponda tomará cartas en el asunto.

Tampoco es lo que me duele más el tratamiento recibido por la prensa, hablo siempre de la Policía, no de mí personalmente.

Por mucho que me duela la actitud de ciertos "compañeros", tampoco eso es lo que me quita el sueño. Sé que algunos se frotan las manos regocijándose ante estos cristales que he roto y las consecuencias. Es cuestión de matemáticas, en toda organización, en todo gremio, existen personas que anteponen sus intereses a los del colectivo. Si son cuatro, nueve o veinte en el peor de los casos, no superan el dos por ciento y me parece una cifra asumible.

Me duele que tengamos algún presunto corrupto en la organización. Y si al final es así que pague las consecuencias. No voy a culparlo porque sus malas actuaciones, si al final se demuestran, hayan manchado la honorabilidad de todos nosotros porque esto nunca debió ser así, son conductas individuales que así debieron ser investigadas.

Me duele no saber cuál es el objetivo final de este ataque organizado contra la Policía Local. Espero que si al final se sabe le haya valido la pena a quien lo ha orquestado.

Me duele mucho el artículo de opinión del Sr. Llorenç Riera en la página 26 de Diario de Mallorca cuando dice: "Llama la atención que en el escrito se cuestione casi todo, excepto la actuación de los policías detenidos". Tal vez tenga mejor información que yo y sabe de terribles conductas que merecen prisión. O tal vez tenga yo mejor información y sepa con certeza que alguno de los que están prisioneros no han cometido nunca ningún delito o infracción.

No, lo que me duele más es la indiferencia del ciudadano de Palma hacia su Policía, hacia algo que es suyo desde 1862, que existe sólo porque el ciudadano lo quiere y lo necesita, que se creó a imagen y semejanza de aquellos tiempos y evolucionó junto a la sociedad a la que siempre ha servido, no siempre siguiéndole el ritmo porque eso es muy difícil, naturalmente cometiendo errores pero intentando aprender de ellos para mejorar y servirle mejor. Admitiendo siempre sus críticas porque realmente ayudan a prestar mejor servicio. Me duele que nadie vea que este ataque desmesurado, desproporcionado y arbitrario es, no contra un grupo de funcionarios que lo habremos hecho mejor o peor sino contra él mismo, contra su ciudad, contra Palma. Y me duele ver que las piedras sobre el tejado sólo serán tenidas en cuenta cuando la lluvia entre y moje.

En mi querida ciudad de Palma, un frío sábado 20 de febrero de 2016.

Antoni Morey Jover.

Comisario jefe de la Policía Local