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Palma a la vista

La "gran desconocida"

Solo dos meses al año se puede vivir el centro de la ciudad con tranquilidad. L.D.

El filón de convertir buena parte del casco histórico de la ciudad en hoteles urbanos no se detiene. Palma dirige su proa hacia esta nueva forma de negocio turístico puesto que, según los propios agentes del sector , "es la gran desconocida". A tenor de los millones de visitantes, la afirmación resulta chocante. ¡Si los mayores buscadores de viajes la han convertido en la mejor ciudad del mundo! Si nos popularizamos más, los de aquí tendremos que irnos para dejar sitio a los turistas. Hay quien ya lo ha hecho. Hay quien se lo está pensando. Todo tiene un límite, hasta el Paraíso.

Los meses de enero y febrero es cuando la ciudad se recupera de la ocupación que nos deja exhaustos. Palma vuelve a ser transitable pero sigue siendo muy caro vivir en ella, sobre todo si estás en el centro o te mueves por él. Si hay que seguir el mantra hotelero de "vender caro" para fomentar un "turismo de calidad" y los beneficios redundan en los de siempre, está claro que algo falla en este modelo: paga barato (salarios), vende caro (turistas y usuarios), ganarás más (hoteleros, restauradores).

Esto no es una diatriba contra el sector en general, ni contra los hoteles de ciudad en particular, es simplemente una observación y quizá una advertencia. Si ya se rompió el equilibrio con la explotación del recurso sol y playa, a qué seguir insistiendo en la explotación masiva del turismo urbano. Convertir la ciudad en destino turístico los 365 días del año puede resultarnos muy caro. Y no hablo en términos monetarios sino vitales. ¿Nos olvidamos que Mallorca es un territorio limitado y sus recursos también? ¿De dónde vamos a sacar el agua que parece que va a faltar este verano? El Govern no puede asumir, por el momento, construir una nueva desaladora, unos 18 millones de inversión. La realidad es sólida. ¿Se la racionaremos a los turistas o solo se nos pedirá a los residentes? ¿Nos hemos parado a pensar en la huella ecológica que dejan esos miles de cruceristas deambulando con su botella de plástico y su trozo de pizza cerca de la Catedral?

¿Qué ocurre con el puerto, hecho a la medida de esos tanques que llaman cruceros? ¿Qué ha pasado para que las mercancías dejen de llegar en porta contenedores, un sistema más económico que el de barcos con carga rodada, los ro-ro? Palma se merece un examen en profundidad, no basta con declararla la mejor ciudad del mundo para vivir, una afirmación que a los lugareños nos deja complacidos y a la vez preocupados. Ser de isla es así.

P.S. Para este año se anuncia la apertura de un hotel urbano en ses Drassanes. Para el próximo año, se está tramitando otra reforma en la zona de sa Gerreria. Un promotor me dijo recientemente que "Palma será como Roma". Se olvida que en Italia se paga hasta por ir a la playa, y aquí, no se les cobra ni la ecotasa.

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