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Palma a la vista

Alomar apura sus afeitados

Toni Alomar y David Rodríguez, el relevo.

En el puzzle que suponen las callejuelas que rodean el Pas d'en Quint, en pleno centro comercial de Palma, se hacen cruces. El laberinto está a punto de perder a uno de sus históricos inquilinos, el barbero Toni Alomar. No cierra el negocio. Un alivio. Se jubila él. El relevo, David Rodríguez, quien asume la responsabilidad encantado. Le gusta afeitar. Ha tenido un maestro, el que da nombre a la peluquería: Toni Alomar.

"Trabajo desde que tenía 15 años. Aquí he estado más de cinco décadas. He alargado un poco más porque estaba buscando un barbero. Con David sigue el negocio", señala satisfecho. Ninguno de sus hijos ha querido seguir sus pasos. Uno sacó oposiciones para la Policía Local. "Los entiendo perfectamente. Yo no veía a mis hijos despiertos casi nunca", apunta el barbero.

No es de Palma, nació en Llubí, pero se hizo de la ciudad entre el lavado de cabezas y el apurado de barbas. Fueron dos llubiners quienes abrieron la primera barbería en el número 2. "Ellos, como muchos otros mallorquines, vivían en Argelia pero cuando hubo la guerra se escaparon y regresaron a Mallorca. En 1964 abrieron la barbería en Palma", cuenta Toni. Él entraría de mozo poco después, tras haber obtenido el certificado de estudios, y haber aprendido el oficio con un tío y después en Inca".

"Al jubilarse los hermanos Adrover, cogí la peluquería con otro socio, Mateu Jaume, también de Llubí. Era muy buen barbero pero se murió a los 51 años. ¡Fue una desgracia! Como su familia vivía en la misma finca, y era un poco extraño estar afeitando a un señor y que pasaran los familiares haciendo vida de casa, decidimos trasladarnos tres números más allá", relata.

Las callejuelas se están quedando viudas. Recientemente falleció Pau Aguiló de la juguetería La Industrial; cerró Juncosa y Nins, recientemente. "Menos mal que queda La Pajarita y que la juguetería sigue abierta. ¡Ha cambiado mucho este barrio que, para mí, es lo mejor de Palma!", enfatiza el barbero, aunque asume que "estábamos en segundo plano con respecto a otras situadas en el Born o Jaume III", ríe.

Por poco que se le tira de la cuerda, surgen estampas que ya no se ven como "la primera agencia de colocación que hubo, 'ca na Maria de ses criades' que era quien colocaba a las chicas de pueblo en las casas de los señores".

Si algo le ha gustado de su oficio fue el aspecto sociable. Las barberías siempre han sido pequeños aforos en los que los chascarrillos, los acontecimientos más relevantes, lo clandestino incluso se contaba con bastante liberalidad. Por su barbería han pasado "butifarras, canónigos... el obispo actual no.... ¡pero se ha hablado del tema! Las barberías son lugares especiales donde el cliente se expansionaba y decía lo que no diría delante de su mujer...!" "Antes hablábamos de mujeres... ahora se habla más de la próstata y de la tensión. ¡Todo cambia!", dice jocoso.

Contempla el auge actual de las barberías con relatividad. "Hace 20 años el centro de Palma se quedó sin barberías, ahora al ponerse de moda las barbas han vuelto a abrir. Es como cuando se usaba el pelo largo en los años 70, que muchos venían a arreglarse la melena".

A su juicio, "lo más difícil es afeitar bien". "Faltan escuelas de barbería. A mi me gusta pero he tenido que aprender por mi cuenta", expresa David Rodríguez, el relevo de Alomar. Mantendrá algunos recuerdos de clientes como el collage de Toni Sanz. Alomar se guardará en la memoria algunas charlas con clientes como Xisco Fiol, Maximiliano Morales, el deán de la Seu, Joan Bauzà y Teodor Suau, entre otros.

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