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Comercio

Cierra la última sastrería de Ciutat de trajes de payés

El propietario del pequeño comercio Jaype, Antoni Jaume, se jubila tras casi cuatro décadas haciendo arreglos y confeccionando la vestimenta tradicional

Antoni Jaume Perelló (Jaype), el último día de apertura. B. Ramon

Las típicas camisas de rayas con cuello Mao, los chalecos y bombachos de payés que llevan los hombres, y las faldas, gipós, delantales y rebosillos que lucen las mujeres en los numerosos balls de bot que se celebran por toda la isla tenían un lugar en Palma para ser zurcidos si se rompían con un traspié, pero a partir de hoy deberán buscar otra sastrería, debido a que Jaype ha cerrado para siempre.

El propietario del negocio de la calle Missió número 40, Antoni Jaume Perelló (con sus apellidos formó el nombre de la tienda), quiere empezar a descansar tras casi cuatro décadas al frente de este pequeño establecimiento especializado en trajes de payés. "Tras una enfermedad, veo las cosas de otra manera. Creo que he cumplido y ahora toca vivir", afirma pensando en sus orígenes, el pueblo de Consell, que ahora visitará más a menudo.

Empezó en el oficio porque su madre le instó a ello -"tienes que ser sastre, me dijo"-, ya que era el menor de siete hermanos y de complexión más débil que el resto, que fueron carpinteros, electricistas y herreros, entre otras profesiones. Antoni se inició como aprendiz a los 14 años en Cabanelles, donde estuvo cinco años, y luego se fue a Barcelona a "aprender a hacer el corte en la academia La Confiança".

Después de otro periodo en la primera sastrería, se instaló por su cuenta en un piso y en 1976 abrió Jaype. "Me centré en los trajes de sastre durante seis o siete años. No hacía arreglos ni prendas de la payesía, pero mis maestros decían que este oficio terminaría muriendo a causa de los grandes almacenes, que empezaban a llegar", tal como relata.

Que se acabasen los trajes a medida no significaba que los clientes no necesitasen profesionales del hilo y la aguja, por lo que Antoni decidió ampliar la oferta realizando reparaciones de prendas de todo tipo. Además, se especializó en la vestimenta tradicional mallorquina casi por casualidad. "Un día me regalaron tres camisas de payés, las colgué en el escaparate y se me ocurrió que yo también podía hacerlas", según recuerda el sastre.

No solo camisas, sino también el resto del traje típico, "aunque solo el rústico, no el de señor", matiza. El motivo es que su local era muy pequeño, aunque no le hubiesen faltado ganas en caso de haber tenido un establecimiento más grande. La confección de las prendas payesas no la hacía a medida, porque "los clientes quieren todo muy personalizado y lleva un trabajo tremendo", por lo que procuró tener "un variado surtido de tallas y colores para contentar a todo el mundo", en palabras del experto.

Arreglos y confección

Desde entonces, Jaype siempre ha combinado los arreglos de todo tipo de prendas modernas con el corte y confección de las típicas, "de forma estándard y con precios competitivos. Creo que era lo mejor y, pese a que la perfección no existe, la balanza ha sido positiva y la gente me lo ha demostrado", destaca.

El último día de apertura de la tienda, el pasado sábado, los clientes no dejaban de entrar para despedirse y preguntarle dónde podían acudir ahora. "En Palma no hay otra sastrería que esté especializada en los trajes tradicionales mallorquines, pero en Binissalem y Muro sí".

Esta pérdida en la ciudad es una más en el tejido del pequeño comercio, que se queda sin un escaparate lleno de bombachos, rebosillos y camisas de rayas.

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