Diario de Mallorca

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Palma a la vista

Un mar de recuerdos

El chef Dani Cardona, junto al relaciones públicas de Mediterrani, Tomás Benito. Diario de Mallorca

El Mediterrani pasa por las Avenidas. Donde se vendieron hamacas, tumbonas, sombrillas, en los Almacenes de Moyà Batle, hoy se sirve comida. Tras meses de reforma, "un lavado de cara" en profundidad, arrancó en noviembre este Mediterrani que es un baúl de los recuerdos metido en una nave.

Fernando Garcés, un "visionario" que apuesta por una zona que conoce bien- "la avenida Compte Sallent ha evolucionado mucho, y ya hace algunos años"-, apunta, tiene una larga experiencia a sus espaldas. Ha sido maître en locales como Ciro's, el hotel Portixol, en la Escola de Hosteleria Juníper Serra, entre otros. Al perder su trabajo, se le indemnizó con el café Talat en la plaza de la Reina. Después cogió el local donde se vendían ensaimadas y abrió Es Rebostet, donde comercia productos de la tierra. Hoy celebra "la excelente acogida entre los vecinos" a este Mediterrani, que es propiedad de su mujer, Maria Cintia Vaqué.

Su equipo es clave. En los fogones está el chef Dani Cardona, curtido en su restaurante Aramis, Porto Pi, Koldo Royo, Xoriguer y en la cadena Barceló en sus establecimientos en Marruecos e Inglaterra.

"Los platos que ofrecemos tienen sabor de antes, de la tierra, rescato recetas de la abuela, las madres. Busco que el plato sepa a lo que se ofrece. Lo que se intenta en Mediterrani es que el cliente no olvide que ha venido aquí", explica este cocinero formado en el Juníper Serra. Entre los platos de la nueva carta ofrece carpaccios de gambas de Sóller, atún fresco, croquetas de chipirón en su tinta, huevos rotos en sus distintas variantes; ensaladas, woks, y entre los pescados, gallo mallorquín con cebolla o el ceviche de pescado fresco del día. Destaca, sin embargo, por recuperar platos de casquería como los callos a la madrileña con garbanzos o la fabada asturiana; también los arroces a banda y paellas.

El menú es de 12.90 euros. "Ofrecemos raciones más económicas. Nos hemos adaptado al precio del transeúnte", comenta. Ya que asegura que "es posible comer bien y que no sea caro". "Muchos proveedores se han bajado del burro, y han reducido sus precios", cuenta.

Hace unos días, una cliente les dijo: "Es la primera vez que vengo a comer a un sitio que me da lo que está escrito". Otra clienta, de unos setenta años, les agradeció recuperar un sabor ya perdido, el de los calamares con sobrassada.

Otra persona fundamental en Mediterrani es Fran García. Si el local tiene aire de nostalgia es gracias a él. Las estanterías y el mostrador proceden de la librería Fontdevila, que recientemente restó metros a su negocio. Amigo de los rastros, el interiorista madrileño explica que "siempre he vendido cosas antiguas; aquí al ser las estanterías muy altas, he podido colocar algunas de las cosas que los clientes, cuando esperan el siguiente plato, se dedican a mirar y le soigo decir, 'esto lo tenía mi abuela, aquella radio estaba en casa'. Me gusta que exploren esos rinconcitos".

Ese viaje a la memoria se hace en una bicicleta que cuelga del techo, en un esquí de madera, en cajas de metal donde se solían guardar los hijos y las agujas, en muchos de los libros que se pueden ojear. "Me gusta el vintage, aunque debo reconocer que soy un poco barroco".

Él ha dejado su huellas en locales como el japonés Kuroyama en la calle Montenegro, que ya no existe; en el Shogun del Portixol, y en la reapertura de El Puente. Gestiona y decora Can Oliver en Llubí. Acaba de decorar la habitación verde.

Por último, la tercera persona importante del elenco de Mediterrani es Tomás Benito, que se encargará de las relaciones públicas. Dicen de él que es un "crack" en redes sociales. Durante años trabajó en un hotel rural en Llucmajor, en realidad, lo levantó él.

Mira a su alrededor y sonríe cuando mira los objetos que rodean el restaurante, en el que también cabe destacar la impronta dejada por el ingeniero Gabriel Oliver. Benito es aficionado a las vespas. De hecho las restaura. Tiene dos, muy mimadas. "Fran me dijo de ponerla aquí, pero qué va, estaría muy expuesta", cuenta. La mañana empieza en Mediterrani. La comanda se va sirviendo sorbo a sorbo, mientras en cocina, el chef va preparando menús y los platos de la nueva carta. El baúl de los recuerdos alimenta.

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