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Palma a la vista

Edificio Mondrian

Una vivienda 'de color'. L.D.

No vivimos en una ciudad abstracta. De seguir la sentencia de Piet Mondrian, que dice así, "antiguamente, donde uno vivía más en contacto con la naturaleza, la abstracción era fácil, hecha inconscientemente. Ahora, en nuestra desnaturalizada edad, la abstracción se convierte en un esfuerzo", convengamos que somos urbe esforzada.

Tampoco vivimos en una ciudad muy colorista. La luz es tan presente que hace pálido cualquier intento de dar color a la nueva arquitectura, la de pequeña escala. Hay escasos ejemplos de edificios que se vuelquen al color. Uno de ellos, es el de Juana Canet, la arquitecta mallorquina que fue coautora del proyecto ganador que homenajeó a las víctimas del tsunami, situó sus muros de color en el colegio Verde del Carme, que le valió el premio Guillem Forteza, y la incomprensión de ARCA y algunos vecinos. El color puede levantar ampollas en esta ciudad que parece no necesitar filigranas coloristas.

Si el de Canet es una reforma en un colegio, emplazado en el barrio de Santa Catalina, existe otro ejemplo fachada cromática en la rotonda del Conservatorio.

Escondido, en la trasera de General Riera, hay una zona tregua. Un oasis. Cualquier metrópolis los tiene porque si no, moriríamos de los nervios.

En esa pequeña calle, hay un edificio unifamiliar que parece un homenaje al pintor Piet Mondrian, integrante del movimiento De Stijl, cuyo cuadro 'caja' de cuatro colores, el rojo, amarillo, azul y negro parece haber inspirado a quien haya diseñado la vivienda. El esencialismo aquí no es ejemplo de minimalismo sino más bien de alguien que busca mirarse en el principio de los tiempos, porque al civilizarnos hemos perdido nuestra conexión con la naturaleza. Por tanto, regresar a ella reclama, como dijo el pintor, "más esfuerzo".

Sin embargo, esta vivienda de planta baja y dos alturas invita al juego. Es una zona de descanso, un respiro, un guiño a tanto edificio anodino, gris, con escasos méritos. Frente a la casa, hay unos edificios de viviendas muy bien resueltos.

La nueva arquitectura de Palma se encuentra salpimentada en zonas inverosímiles. Porque más allá del llanto por el palacio de Congresos, hay construcciones para sonreír.

¿Quién diría que detrás de sa Riera, uno se encontraría con cierto sosiego? "¿Qué es lo que quiero expresar con mi trabajo? La armonía a través del equilibrio de las líneas, los colores y los aviones, pero sólo en la forma más enérgica", dijo Mondrian. Es curiosa, la alusión a los aviones. Cuando uno se topa con este edificio que me atrevo a llamar Mondrian, la mirada se va al cielo, es como si esas teselas gigantes de colores, te invitaran a jugar a una rayuela para ganarte el cielo. Palma es milagrosa.

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