Un italiano no daba crédito. "¡Si comen tirados en el suelo, con toda la carne en la calle! ¿Cómo es posible?" De año en año, la Revetla es la demostración científica y empírica de que la calle es pública. Es la noche en que la vía se convierte en un camping y todo el mobiliario urbano es susceptible de transformarse en una mesa. En ella no faltan los alimentos que le son propicios al santo patrono, los derivados del cerdo en todas sus manifestaciones. Palma huele a grasa, se le hacen vivas al colesterol. Con permiso de la OMS.

Hubo suerte anoche. Buen tiempo, que fue aprovechado para salir a saludar la fiesta aunque cada vez con menos ganas de baile. Sant Sebastià pierde el compás de año en año.

Programas poco alentadores, opciones musicales con algún que otro pero, repetición en la oferta, escasez de músicos de rompe y rasga, falta de estrellas de cartel han ido colocando la música en un segundo, incluso, tercer plano, dentro de los alicientes para que los de Palma se echen a la calle.

Hubo unos años en que la Revetla se seguía porque te daba la posibilidad de escuchar en vivo a artistas y grupos de primera gratis. Por Palma han pasado los mejores de la escena musical. Con el tiempo, las posibilidades presupuestarias han menguado y los criterios de selección han bajado el listón. Ergo, la Revetla se ha convertido en un sírvase usted mismo, en el que los grupos oficiales parecen el telón de fondo de la oferta alternativa. Dicho esto con honrosas excepciones. Anoche se dieron unas cuantas. Con todo, el nivel del cartel subió con respecto a la pasada edición.

Los primeros en abrir el baile fueron los de Revetla de Sant Antoni, con un impecable sonido e raíz popular que daría paso a Al-Mayurqa, El Catarres y cerró Pirates Pirats. Todo ello en la plaza major, recién saludada por el drac de na Coca.

En Cort, pese a estar entablillada por la construcción de un nuevo hotel, se bailó desde el principió gracias a las versiones bien resueltas de Madòna, que bien rendían homenaje a Tequila o a Radio Futura o al rock catalán, que tendría su broche en la otra punta de la ciudad, en la plaza de España con Els Pets, pero habría que esperar a la medianoche para que saltaran al escenario.

Lo compartirían con Pepet i Marieta, los barceloneses con un punto de sarcasmo reivindicativo en sus letras.

De regreso a la plaza de Cort, la estrella esperada era Tomeu Penya con su grupo Geminis. El de Vilafranca volvería a meterse en el bolsillo a propios y extraños, porque sí, hay que decirlo, los extranjeros le han pillado el tranquillo a la llonganissa y la xua. Se han vuelto adictos a la Revetla. Cerraría Orrifar, el hermanamiento entre Ossifar y Horris Kamor. Carcajadas y cierta nostalgia. De hecho, en Cort, la media de edad salpicaba los cincuenta largos, pero fueron los más bailones.

Uno de los platos fuertes de la velada fue Navajita Plateá, los dueños de la plaza de la Reina que se ha hecho gitana en los últimos años, aunque por situación y por aquello de cierto exotismo, gusta y mucho a los turistas.

Los gaditanos pusieron su bohemia, aunque les costó arrancar a la parroquia que parecía estar un tanto petrificada. Ésta, junto a la plaza de España, es una de las más concurridas. Su cartel era de aúpa porque a los plateados, junto a Diego Carrasco, les siguieron Mojinos Escocíos y cerró La Vereda, una banda mallorquina muy querida por los suyos.

Sonidos

En el otro extremo, la escena propuesta para los más jóvenes, la plaza de Joan Carles I. Se la presenta como la más cañera. Desfiló el metal de Xarxa, ska y punk con letras psicológicas; lástima que el sonido no se ajustara a sus necesidades. Actuaron más tarde Helevorn, The Full Metal Jacket y Mago de Oz. Antes salieron los ganadores del Off Sant Sebastià 2016.

La pequeña plaza del Olivar lleva unos años deparando alegrías. En su modesta esquina -hay quien cree que el escenario debería estar en otro lado de la plaza-, los grupos como Monkey Doo y sus guiños perfectos al swing pusieron a bailar a los asistentes, mirados de cerca por los habituales de esta plaza, los latinos que seguro aguardaban a los de Rumba Katxai y a l dj Dany Romero.

Otro pequeño rincón de propuestas interesantes para aquellos a quienes guste el blues y el jazz, es la plaza de sa Llotja. No pudieron actuar los más bisoños, los de Cécile & The Fernetiks así que el público se comportó y aguardó dándole al butifarrón. Le Caromato, con los hermanos Oliver y Toni Pastor, con sus personales tributos al jazz y Andrea Motis & Joan Chamorro Group y cerrando Saxophobia Funk Project. En definitiva, anoche fue una Revetla que se dejó querer.