­Los palmesanos que celebren esta Nochevieja en la plaza de Cort tienen "casi un minuto" para comerse las tradicionales doce uvas, "tiempo suficiente, porque el ritmo es lento, ya que se trata de una maquinaria de 1863", tal como indica el relojero del conocido como en Figuera, el reloj del Ayuntamiento.

Todo está a punto para que suene doce veces la campana que reproduce la fundida por Pere Joan Figuera en 1385 y las dos pequeñas que previamente marcarán los cuatro cuartos. El trabajo de Pere Caminals, de la Relojería Española, durante todo este último mes ha consistido en llevar a cabo una exhaustiva "revisión de las campanas, los ejes de las diferentes esferas que tiene el reloj y el resto de piezas, una por una, para que funcionen perfectamente", destaca.

El último día antes de la gran noche del año comprobó que la maquinaria estuviese centrada, "porque las doce campanadas deben empezar a sonar a las cero horas y cero segundos, que es cuando tenemos que comenzar a comer las uvas", en palabras del relojero de Cort desde hace una década. Antes lo fue Fernando Fernández, a quien precedió el padre de Pere Caminals, Pep, un tío abuelo y un bisabuelo, según detalla la cuarta generación.

Esfera rota

Durante los diez años que se ha encargado de cuidar en Figuera, el especialista solo ha tenido que asumir "pequeños problemas", que ha solventado sin ningún contratiempo, aunque recuerda que en 1960, la esfera que se ve en la fachada del Ayuntamiento "se rompió con un vendaval que entró por una ventana" del patio interior, a la altura de la cuarta planta de Cort. Allí se encuentra la nueva esfera, que también se hizo de cristal, aunque ahora está protegida por una vidriera, tal como muestra Caminals en la última inspección.

Detalla que la maquinaria del emblemático reloj, que está en la azotea del Ayuntamiento, mueve las manillas de tres esferas, la de la fachada de la Casa Consistorial, la ubicada en el salón de plenos -justo encima del cuadro del rey Jaume I- y la que lleva la propia máquina, por lo que todas ellas están conectadas.

"Es emocionante que Ciutat esté pendiente del reloj, de las campanadas", a las que prestan atención solo un día al año. Sin embargo, "antiguamente, daban la señal de la hora de finalizar el trabajo o repicaban para avisar a la población de que había algún problema, como un incendio, por ejemplo", explica el relojero, la única persona pendiente de en Figuera durante todo el año, ya que realiza un mantenimiento mensual "para engrasarlo si le falta aceite y revisar las piezas más desgastadas".

Los engranajes construidos en la fábrica Collin e instalados por el entonces relojero municipal, Joan Vicat, "están desgastados, aunque pueden durar muchos años". De todos modos, Caminals afirma que "habría que cambiar varios ejes" para que en Figuera continúe dando sin problemas las campanadas de Nochevieja.