La Festa de l'Estendard ya ha vuelto a las calles de Palma. Desde las 10.15 horas de la mañana, el pendón real ha lucido en la plaza de Cort para rendir homenaje a la reconquista de Mallorca. La celebración, que conmemora la entrada del rey Jaume I a Palma el 31 de diciembre de 1229, ha comenzado con polémica política por segundo día consecutivo entre los regidores del tripartito (PSOE, Més y Som Palma) y los del PP.

El nuevo equipo de gobierno ha modificado uno de los símbolos oficiales de Palma: las medallas de la ciudad, distintitivo que solo pueden lucir los concejales de la corporación municipal. La medalla llevaba tradicionalmente una cinta con los colores de la bandera de España, pero desde ayer luce un cordoncillo menos llamativo que representa la bandera de Baleares.

Los ocho regidores del PP presentes en el acto se han negado a utilizar las nuevas medallas de la ciudad durante su procesión desde Cort hasta la Seu. Los populares han portado las insignias antiguas con la cinta rojigualda española, al igual que los regidores del PSOE Angélica Pastor y Adrián García. Se trata de la misma protesta que realizó ayer el regidor Álvaro Gijón durante la ofrenda floral a la estatua del rey Jaume I.

Una celebración solemne y simbólica

Los actos de la Festa de l'Estendard han continuado con la misa solemne en la Catedral de Mallorca, que preside el obispo Javier Salinas. Hacia las 12.15 horas, tras la lectura del poema La Colcada, el alcalde de Palma, José Hila, ha leído el discurso anual de l'Estendard. A diferencia de los últimos años, esta vez el alcalde ha leído su alocución a pie de calle desde la plaza de Cort y no en el interior del salón de plenos.

La Festa de l'Estendard, considerada la fiesta civil más antigua de Europa, recuerda como las tropas cristianas recuperaron la Ciutat de Mallorca hace casi 800 años cuando estaba controlada por los musulmanes. Se trata de una celebración de gran simbolismo y se trata del acto institucional más importante que organiza cada año el Ayuntamiento de Palma.