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Sa Torreta

De Can Desbrull al cine Born y Zara

De Can Desbrull al cine Born y Zara R. Sanz

El cine Born -así desde el primer día, nada de Borne- fue inaugurado el 10 de abril de 1931. O lo que es lo mismo, cuatro días antes de que en España se proclamara la II República. Por cierto, abrió en medio de un gran mosqueo del gobernador civil, el Conde del Vado, porque se había hecho público el estreno antes de solicitar autorización. Lo que no sabía el conde es que le quedaban dos telediarios en el cargo. Se proyectó la película El desfile del amor, que tenía a Maurice Chevalier como protagonista.

El Born ha sido reinaugurado el pasado 4 de diciembre de la mano de Zara, que tras meses de obras ha recuperado la esencia de la obra arquitectónica levantada por el arquitecto Gaspar Bennàssar y el maestro de obras Antonio Balaguer. Ya habíamos visto el trabajo de la empresa de Amancio Ortega en un convento desacralizado de Salamanca. Por tanto, el tino con el que se ha actuado en Palma no sorprende, pero se agradece. Los grandes ventanales desde los que esperábamos el inicio de las películas vuelven a mirar al Born. La ornamentación original, de los tiempos en los que el cine se proyectaba en palacios, ha renacido. Grandes pantallas de alta definición muestran coloristas anuncios en las mismas paredes donde estaba la pantalla.

El empresario José Tous Ferrer impulsó su sala de proyecciones sobre el solar en el que hasta 1900 estuvo Can Desbrull, una familia que se había instalado en la isla en 1442. Amancio Ortega ha tenido el buen gusto de mostrar en la primera planta los escasos restos arqueológicos encontrados. También ha documentado un refugio de la Guerra Civil. La entrada para contemplar, y escuchar, la película protagonizada por Chevalier y dirigida por Ernst Lubitsch, costaba dos pesetas en butaca y 60 céntimos en el anfiteatro. La entrada a Zara es gratuita -de hecho este largo fin de semana miles de mallorquines han acudido a ver el espectáculo-, lo que cuesta es la salida. El precio oscila según los caprichos y el bolsillo de cada cual. En el cine cabían originariamente 1.600 espectadores. La capacidad de la tienda semejaba ser infinita durante los primeros días.

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