Los vecinos de sant Llàtzer no entendían muy bien qué iba a pasar. La calle estaba acordonada con señales de tráfico en las que un papel advertía que durante dos días no se podría aparcar por filmación. La calle estrecha, que linda con Fausto Morell, ha sufrido en los últimos diez años un cambio radical. Los nuevos vecinos suman varias nacionalidades que los residentes de siempre, mallorquines, en su mayoría, y peninsulares en menor medida, incorporaron con normalidad. La pequeña calle del santo resucitado por fin supo a qué debía tanto estruendo.
La filmación era una serie de secuencias para una película inglesa que va a narrar el caso del Ecce homo de Borja, una historia con tintes berlanguianos que gracias a las redes sociales traspasó fronteras. En 2012 los trabajos de Cecilia Giménez, una octogenaria aficionada a la pintura que convirtió la cara del Cristo del santuario de la Misericordia en una caricatura, muchos acabarían ironizando y llamando el Ecce mono, alcanzó eco universal. En la España de charanga y pandereta que seguimos siendo el tema acabó en boca de Belén Esteban y otros de similar calado.
Los ingleses no son los primeros que llevan al cine el tema. Ya Santiago Segura incluyó en su Torrente 5 este tema. Los norteamericanos hicieron de esta historia una ópera y, la propia Cecilia Giménez, una vez superada su ansiedad tras la mofa popular a su ‘restauración’ del Ecce Homo, acabó dando su sí a cantar una canción en el álbum de Ángel Petisme El ministerio de la felicidad.
Los vecinos no entendían cómo se podía filmar “en una calle tan poco glamurosa”. Lo que ellos no saben es que ha sido el hecho de que en la calle siga intacta la vivienda de los propietarios de la Ferretería Mateo, Mateo Zanoguera y la actriz Maruja Alfaro, aunque ya nadie de la familia viva en ella desde hace años.
“La casa está intacta. Mantiene los mismos muebles, el papel de las paredes, de una vivienda de los años setenta”, indicaron desde la productora de la película inglesa.
Ferretería Mateo fue fundada en 1950 por Mateo Zanoguera. Su expansión fue tal que llegó a tener cuatro negocios en Palma, incluidos el del polígono de Son Castelló; y otro en Manacor. Este comercio, en el que trabajaron más de ochenta empleados, fue otra víctima de la recesión económica. La burbuja inmobiliaria se desinfló y con ella cayeron trabajadores que fueron los clientes de la ferretería. A finales de 2013 presentó concurso de acreedores. Un año después, algunos de sus antiguos empleados abrirían la ferretería Can Mateu.
Las ciudades están llenas de las pequeñas historias; a veces, el cine pone el foco en una casa en la que ya no vive nadie pero que en su día estuvo en boca de todos por ser la casa grande. Por dos días, la habitó el Ecce Homo de Cecilia.
