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Palma a Palma

Costuras

La deslocación ha cambiado los usos y productos de la industria textil. Supongo que desde muchos puntos de vista. Pero hay uno que experimento personalmente con cierta intensidad. Me refiero a las costuras de la ropa.

Durante años y años, no fui consciente de que ciertas prendas, sobre todo las interiores, tienen etiquetas y costuras. A veces reparabas en esas lengüetas de ropa donde se indica si la prenda puede plancharse o lavarse a cierta temperatura. Pero nada más.

Sin embargo, desde un tiempo a esta parte, las etiquetas han dejado de ser un elemento inadvertido, discreto, para adquirir una grotesca relevancia. Te pones una camiseta, y por detrás sobresale una especie de pergamino enrollado. Que además de constituir un elemento visualmente molesto, pica y raspa como un demonio.

Lo mismo podría decirse de las costuras. ¿Por qué ahora sobresalen como si fuesen los tubos de un oleoducto? Acaban por clavarse en la piel, si la camiseta va por ejemplo apretada. Hasta el punto de dejar una señal en el momento de desprenderte de ella.

Siempre recuerdo una frase de Juan Marsé, cuando decía: "En una casa prefiero que no se vean las tuberías ni los elementos de construcción. Lo mismo pasa en la literatura". Pues bien, exactamente igual podría predicarse de esas prendas que nos hacen tener tanta consciencia de sus enganches. ¿Para qué resaltar las etiquetas? ¿Por qué torturarse con las costuras?

Mucho me temo que ha sido la nueva economía, con el abaratamiento salvaje de los costos y los productos "low cost" la responsable de estas novedades. Todo vale a cambio de precios más competitivos. Y cuando adquieres consciencia de ello, acabas por colocarte toda la ropa interior del revés. Con tal de no soportar la cicatriz de las costuras.

Cuánta razón tenía Juan Marsé. Al final, para conseguir prendas más baratas dejan de convertirse en algo unitario, para devenir un mero saco de costuras. Es un poco la metáfora de esta cultura del consumismo. Todo se mide por el precio.

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