La autorización para que los perros puedan viajar en más líneas de bus ha sentado bien entre los usuarios del transporte público. Durante una consulta a pie de calle que realizó ayer este diario, la gran mayoría de ciudadanos concluyeron que era "una buena idea" y que les parecía "bien". Todos coincidieron en que, para que los perros utilicen los autobuses de la EMT, deben cumplir un mínimo de normas. Aprueban que deban llevar bozal y correa, y también que tengan que pagar billete (una tarifa reducida de 30 céntimos).

Se trata de una opinión completamente distinta a la que los ciudadanos mostraron en 2013, cuando el equipo de gobierno del PP inició la prueba piloto de los perros en los buses de la línea 30. En aquel entonces la mayoría opinó en contra. Solo 149 perros viajaron durante el primer año y no hubo problemas con los pasajeros. Por ello, en 2014 el equipo de gobierno de Isern amplió el servicio para las líneas 2 y 20.

El Ayuntamiento de Palma anunció el pasado lunes que ampliaba las líneas de la EMT en las que se pueden subir los animales de compañía: la 1, la 3 la 15 y la 20 son los nuevos trayectos. Sin embargo, se mantienen las mismas condiciones. Aparte de la correa, el bozal y el tique, los canes no se podrán subir durante las horas punta y tampoco si los buses van bastante llenos.

Independientemente de que estén a favor o en contra de la medida, la preocupación mayoritaria entre los encuestados es que los animales no defequen ni orinen en el autobús. Los consultados piden responsabilidad a los dueños de mascotas para que solo lleven consigo a los canes que tengan buen comportamiento.

"No me molesta que suban al bus mientras estén bien cuidados y en condiciones", opinó Joana Comas. "Me da igual que se suban al bus, mientras no se caguen y no muerdan", apuntó Alin Gabriel Buduroi. Celine Vaudoux señaló que "la responsabilidad debe ser del dueño: si se suben a un bus, deben llevar solo perros tranquilos".

Un incentivo turístico

La guía turística Kaluza Medioni agregó que será una buena idea de cara al turismo. "En Alemania, Francia o Bélgica también se permite que los perros suban al bus", manifestó. De hecho, dos de las líneas que ya se han sumado a esta iniciativa son la 1 y la 21, que van al aeropuerto. Al comercial Fernando Iglesias no le pareció buena idea, porque los buses al aeropuerto suelen ir completos entre las maletas, los turistas y los trabajadores de Son Sant Joan.

Entre los contrarios a la medida, hubo quien se quejó de los olores o de posibles reacciones violentas. Adriana Bosch defendió que los perros paguen más que sus dueños, porque los animales "huelen mucho y el bus está cerrado".