Cuando el equipo de Torres/Martínez Lapeña se encargaron de la reforma del Baluard no solo se quedaron en la reordenación del espacio, en la reforma de los elementos pétreos sino que atendieron a conciencia los mínimos detalles. En el foso de Ses Voltes se abrió un espacio para un bar que durante años vivió momentos de esplendor, casi los mismos que las sombras que le acompañan últimamente. Todo el mobiliario, el diseño del especio interior es obra de los arquitectos. Ahora Cort retoma una idea que ya estuvo en el anterior consistorio y es la de volver a abrirlo a través de concesión municipal. Sin embargo, la convocatoria de concurso para otorgar la explotación de este bar a los pies de la Catedral no acaba aquí. Es la intención de los responsables de Urbanismo el recuperar la jardinería del recinto (palmeras) así como su mobiliario e iluminación.