Encarna Viñas fue profesora y mucho más. Nació en Lérida aunque pasó la mayor parte de su vida en Palma. Su padre fue catedrático de Pedagogía e impartió clases en la escuela Normal de Palma, inspirado en el modelo de la Institución Libre de Enseñanza. Ella se casó con el escritor Josep Maria Llompart. Participaron juntos en las Converses de Formentor y ella trabajó en los Papeles de Son Armadans. Se distinguió por su labor docente, formando a profesores de Magisterio. Sus alumnos aún la recuerdan; muchos de ellos por la huella que dejó debida a su amor por el teatro que les supo transmitir.
En 2011, el Ayuntamiento de la ciudad le dedicó una pequeña plaza en la estribación de la calle Torcuato Luca de Tena en su encuentro con Antillón, en el barrio de Pere Garau, donde siempre vivió Encarna Viñas, con su familia, y después con su marido. La iniciativa de Arca se completó con una escultura que hoy vive en esa pequeña plazuela. La sencillez de la pieza, obra de Jeroni Bosch, cuadra con la reforma que llevó a cabo en esta parte de un barrio carismático, vital aunque muy tocado.
"Es un espacio para el ciudadano con zonas de sombra y libre del paso de los coches", señaló el arquitecto Federico Climent, responsable de la reordenación de la plaza dedicada a la maestra.
A los pies de la maestra de hierro se puede leer su frase: "Es el esfuerzo y el ánimo y no el éxito, que a fin de cuentas depende de la fortuna, lo que realmente nos da valor".
Pues bien, lo que cada día se desayuna la maestra es una ración de dejadez y suciedad. En primera línea, a escasos metros, han situado los contenedores de basura. Ya lo hicieron con Maura en la plaza des Mercat, poniéndole ante sus ojos, un quintal de basura.
¿Qué le pasa a los responsables públicos de la ciudad que si por un lado muestran sensibilidad hacia iniciativas ciudadanas como la de recordar a Encarna Viñas al mismo tiempo la pifian al no procurar que la buena idea se mantenga en el tiempo? A semejantes actos se les llama despropósitos. Palma colecciona unos cuantos. Algunos además han resultado muy onerosos.
El otro día, un hombre atormentaba a un viejo aspirador dándole trompazos para sacarle el cable. La maestra Encarna Viñas le miraba. Seguía con el libro en sus manos y esa frase que habla del esfuerzo se le atraganta porque si desde el municipio no se da ejemplo, ese hombre seguirá dejando a los pies de los cubos de basura los restos de un aspirador viejo.
En Pere Garau se está viviendo el relevo de culturas, donde en los años 50 se instalaron los emigrantes españoles en convivencia con los mallorquines de los pueblos, hoy comparten espacio los náufragos de África, el continente más rico y más expoliado, con esa otra amalgama de España.
