Una procesión desfila hacia la Seu, aunque faltan meses para la Semana Santa. Son las 7.30 de la mañana y la Catedral de Mallorca abre sus puertas para recibir a los primeros (y numerosos) grupos de visitantes. Es la tradición del once del once, fecha marcada en el calendario para contemplar el Vuit de la Seu. Se trata de un espectáculo lumínico único, en el que la luz -filtrada por el rosetón mayor- se proyecta en la pared interior del portal mayor. El resultado es un juego de luces y colores con la forma de un ocho, un fenómeno "espectacular", según lo definieron muchos de los presentes.

El templo estuvo lleno, con todos los bancos copados. En los pasillos laterales y central también se agolparon los espectadores, aunque el Vuit no se veía igual de bien porque lo tapaban los pilares de la nave. Los visitantes repetidores destacaron que la Seu reunió a mas curiosos que en anteriores ocasiones. Los novatos en la observación del Vuit se distinguieron porque, al entrar a la Catedral, no sabían hacia qué pared mirar. Es uno de los días en que más infieles acuden a un lugar sagrado: la mayoría de asistentes dejó a un lado el ritual de santiguarse al acceder al templo.

A las 8 de la mañana la luz comenzó a doblar la esquina de la nave central, aunque todavía tenía margen para proyectarse en los pilares laterales de la basílica. Bastantes colegios madrugaron más que de costumbre para ver el Vuit. Unos de los que llegaron más pronto fueron los 120 alumnos de Secundaria del Col·legi Santíssima Trinitat, del barrio de Sant Jaume. "Es muy bonito, me gustan mucho los colores", comentó Shouwanen Zheng, estudiante de primero de ESO. "Yo creo que lo han hecho aposta, que está todo pensado", añadió su compañero Matías Aguerrebere. Su profesora, Immaculada Massutí, explicó que la visita escolar les sirve para aplicar los conocimientos en el aula. "En Ciencias Naturales podemos hablar de la rotación y la traslación de la Tierra. En plástica tratamos los colores y en Matemáticas, la geometría. Y además, para muchos es la primera vez que pisan la Seu", detalló la docente.

Las cámaras de fotos y móviles no pararon de hacer fotos y vídeos. Julia Cano fue una de las que quiso inmortalizar la belleza del Vuit. "Vine en febrero y no había casi nadie porque estaba nublado. Hoy quería hacer un time lapse, que es muy de moderna, pero esto va un poco lento y el brazo no me aguantará media hora", afirmó la joven con el móvil en la mano.

Los estudiantes del IES Politècnic también se apuntaron al acontecimiento, acompañados por las profesoras Joana Rebassa y Pilar Ferrer. Los alumnos, asombrados por la magnificencia del edificio, no dejaron de hacer preguntas. "Tardaron más de 300 años en construir la Catedral. Fijaos en las columnas, son de estilo gótico", les explicó Rabassa. "Pero si no tenían herramientas, ¿cómo la construyeron?", le replicó un estudiante sorprendido.

A las 8.17 horas todo la circunferencia de luz abandonó el lateral y se proyectó en el muro del portal mayor. Pese a que los bancos de la Seu estaban llenos, en la entrada de la plaza de la Almoina continuó el reguero de gente. Cada vez más expectación así como se acercaba el momento cumbre. Todos los bancos miraban hacia el altar, pero todos los presentes torcieron el cuello o se pusieron de pie a la hora de la verdad.

El Vuit llegó a las 8.31 horas

El murmullo de fondo de la Catedral quedó tapado por los aplausos a las 8.31 horas. Ese fue el momento en que se vio el Vuit perfecto y las 1.115 piezas de cristal de color del rosetón mayor lucieron al máximo e iluminaron el centro de la nave. El juego de formas geométricas en amarillo, azul, rojo y verde se proyectó de un lado al otro de la Seu, a más de 80 metros de distancia.

Tan pronto como se vio el Vuit la gente comenzó a marcharse de la Catedral. Las colas en la puerta lateral obligaron a abrir el portal mayor para facilitar la salida. El pobler Toni Serrano fue uno de los que no escatimó adjetivos para describir su admiración por el Vuit. "Espectacular" e "increíble" fueron las palabras que le dedicó en su segunda visita al show de luces. "Hasta hace un año no sabía que esto existía en Mallorca. Está bien que vengan tantos colegios a verlo", opinó. Paula Perelló y Jaume Bauçà descubrieron el Vuit en una visita escolar y, ayer, ya adultos en la veintena, regresaron a la Seu. "Es impresionante. Sorprende la cantidad de gente que viene a verlo", comentó Perelló.

Nueve de la mañana y la misa diaria está a punto de comenzar. Muchos curiosos todavía siguen en la Seu contemplando la luz. El Vuit ya se ha marchado pero regresará el 2 de febrero hacia la misma hora en un espectáculo que cada vez se convierte es más multitudinario.