"Más de cinco mil parejas de novios han pasado su luna de miel en Mallorca". Si hoy leyéramos este titular preguntaríamos a qué hora llegaron a Son Sant Joan. Sin embargo, la noticia publicada un 11 de noviembre de 1965 se refería a los diez primeros meses del año. En este mismo ejemplar de La Almudaina se afirmaba que 104.322 turistas habían elegido la isla para sus vacaciones. Son los que hoy pasan por el aeropuerto en un día poco ajetreado del verano.
Europa, mejor dicho, el mundo, acababa de cerrar la guerra más sangrienta de su historia. España vivía una dolorosa posguerra en la que la represión y el hambre eran noticia a diario, aunque raramente se publicaban en los medios de comunicación. El turismo, que había vivido una primera época de esplendor entre los dos conflictos mundiales, había perdido una década y aún tardaría otra más en ser masivo.
Siete décadas atrás, las lunas de miel se convirtieron en una buena excusa para mantener una mínima infraestructura turística.
Por eso, el periódico mostraba su alborozo por la llegada de parejas casadas por la Santa Madre Iglesia hasta que la muerte las separase. "5.127 parejas han pasado su luna de miel en esta isla. Los meses de abril a junio fueron los que dieron mayor contingente de matrimonios, como igualmente en octubre, a cuyos matrimonios realizados en esta época del año, los mallorquines dan el calificativo de cosecha de otoño".
La lunas de miel en Mallorca siguieron siendo una buena promoción para atraer turistas. El Fomento del Turismo inició en 1951 una campaña publicitaria con un cartel que ha hecho historia: una pareja de gorriones cargada de maletas de cartón que se dirige a su nido de amor en la isla.
¿Y hoy, qué? Pues si se da un garbeo por internet verá como aún son muchos los hoteles mallorquines que se promocionan como destino ideal para una luna de miel. Sus ofertas suelen incluir botella de cava de bienvenida y flores en la habitación.
Hemos llegado muy lejos, pero en cuestión de negocios no olvidamos nuestros humildes inicios.
