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Servicio

Deixalles y Can Gazà esperan un aumento de peticiones para recoger enseres a domicilio

La decisión de Emaya de no ofrecer este servicio a partir del 1 de diciembre beneficiará a las entidades sin ánimo de lucro

Operarios de Deixalles descargan los muebles de la camioneta.

Deixalles y Can Gazà esperan recibir más solicitudes por parte de particulares para que estas entidades recojan en sus casas los objetos que ya no quieren pero pueden tener una utilidad. La empresa municipal Emaya dejará de ofrecer el servicio de recogida a domicilio a partir del 1 de diciembre, una decisión que beneficiará a las organizaciones sin ánimo de lucro que venden enseres de segunda mano para sufragar su labor de ayuda a los más necesitados.

"Tenemos claro que la gente nos llamará más, porque es un servicio gratuito y no tienen que molestarse en dejar los enseres en la calle, sino que acudimos a sus viviendas", tal como compara el responsable de logística de la Fundación Deixalles, Ricardo Caamaño. Y les beneficiará en el sentido de que "si se recogen más artículos, habrá una mayor oferta para quienes compran en este tipo de tiendas".

Sin embargo, quiere diferenciar entre su labor y la de la Emaya: "Ellos cogen residuos y, cuando nos llaman a nosotros, es porque se considera que puede tener un uso. No es lo mismo desprenderte de un dormitorio porque ya no te gusta que de un colchón roto", ejemplifica Caamaño, aunque "muchas veces encuentras cosas útiles junto a los contenedores de basura". Afirma que "la sociedad necesita más sensibilización en este sentido con la finalidad de reducir el impacto ambiental a través de la reutilización de los productos", en palabras del jefe de logística de Deixalles.

Esta fundación atiende una media de 50 llamadas diarias en el teléfono 900 77 22 11, pero las peticiones de recogida también se pueden registrar por la página web y por el correo electrónico (info@deixalles.org), en el que muchas veces los particulares aportan fotografías para que los responsables decidan si dichos artículos son de interés.

"Tenemos una lista de espera de entre una semana y diez días, aunque no sabemos qué pasará cuando Emaya deje de acudir casa por casa, ya que por ahora nuestra disponibilidad es la que es", dice en referencia a que en Palma cuentan con dos camiones para la recogida a domicilio, que atienden a diario 14 servicios de particulares. "Si las peticiones aumentan y los recursos son los mismos, tendremos que ser más selectivos", destaca.

Los artículos recogidos están expuestos en las tiendas unos tres meses y, si no son vendidos, los llevan a la concesionaria del reciclaje, Mac Insular, y tienen que pagar el coste, algo que la Fundación cree injusto, ya que da un servicio a la ciudadanía.

Can Gazà

El responsable de la recogida a domicilio del taller Marginàlia, de Can Gazà, también prevé más llamadas, aunque desconoce si el cambio de sistema de Emaya afectará a su rutina diaria. Tal como afirma Emilio Contreras, "hasta que no pase un cierto tiempo, no se sabrá si habrá más trabajo. Solo somos dos personas las encargadas de ir a las casas, por lo que si hay más peticiones, habrá que estudiar si podemos asumirlas", explica.

Actualmente, atiende llamadas de 8 a 13 horas de lunes a viernes en el teléfono 670 053 824 y la cita es concertada "generalmente por la mañana, salvo excepciones". Según detalla, la agenda "suele estar más apretada a principios de verano, porque parece que en esta época del año la gente arregla más sus viviendas y se desprende de lo viejo".

En Marginàlia aceptan "casi todo", como por ejemplo muebles, electrodomésticos -aunque estén estropeados-, objetos decorativos y otro tipo de enseres, además de ropa y libros. Sin embargo, solo acuden a recoger estos últimos artículos "en caso de que sea una gran cantidad". De lo contrario, los particulares pueden depositarlos en la nave que la entidad tiene en la calle Asival 4, en el polígono de de Can Valero.

El motivo de que acepten los electrodomésticos rotos es que tratan de arreglarlos en el taller y, si finalmente no se puede, "son llevados a una chatarrería para ganar algo de dinero". Contreras argumenta que, "ya que la gente ofrece cosas en buen estado, se puede desprender también de algo que está mal. De este modo nos ayudamos mutuamente", en palabras del responsable. Sin embargo, su misión "no es retirar objetos inservibles. Para eso está Emaya", advierte.

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