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Sa Torreta / Ramon Llull y Palma (VII)

La tumba inacabada del beato Llull

Los restos mortales de Llull fueron venerados inmediatamente después de su muerte. Y saqueados. Era tanto el fervor entre los mallorquines y sus compañeros...

La base sin esculturas, las columnas sin rematar.

Los restos mortales de Llull fueron venerados inmediatamente después de su muerte. Y saqueados. Era tanto el fervor entre los mallorquines y sus compañeros de orden religiosa, que quien más quien menos deseaba poseer una reliquia del sabio. Poner a salvo lo que quedaba del futuro beato explica la historia de su sepulcro, ubicado en la basílica de Sant Francesc.

Miquela Sacarès publicó en la revista Locus amoenus un documentado artículo sobre las peripecias del cadáver de Llull tras su muerte. El cuerpo fue depositado inicialmente en la sacristía de Sant Francesc. Hasta que sufrió un incendio. Entonces fue ubicado en una urna próxima a la capilla de los Berard. Allí estuvo hasta que, en 1448, fue trasladado a la capilla donde se encuentra actualmente, colocado sobre lo que hoy es el primer cuerpo del sepulcro y guardado en un arca "cerrada con tres llaves, que se dieron a personas diferentes para más seguridad". En esta época solo se había construido la base, a partir de un plan del destacado lulista Pere Joan Llobet. Pero ni siquiera esta parte ha llegado a terminarse ya que estaba previsto que se labraran siete esculturas para simbolizar las siete artes. Los nichos siguen vacíos casi seis siglos después.

Pese a las precauciones, los incidentes continuaban sucediéndose por parte de los "exaltados ávidos de reliquias que pusieron de nuevo en peligro el cuerpo del beato", cuenta Sacarès.

Hay que esperar hasta 1487, año en que los jurados de la Universitat, deciden que el más ilustre de los palmesanos debía reposar en un sepulcro digno de su relevancia. Entonces se encargó a Francesc Sagrera que rematara el trabajo. Él elaboró el sarcófago con la imagen yacente del beato que hoy pueden ver quienes se acercan a venerarle o admirarle.

¿Obra acabada? No, ni mucho menos. Además de las esculturas pendientes ya citadas, en la parte superior se ve perfectamente que las columnas no están rematadas, que el sepulcro debía proseguir hasta el techo de la capilla. Ya se sabe que, en Mallorca, 700 años no son nada para las obras públicas.

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