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Palma a la vista

Una plaza sin cabeza

La empresa Mitra Restaura es la encargada de colocar la cabeza en su sitio a Maura. L.D.

La plaza des Mercat lleva un año sin cabeza. La pérdida le sobrevino a causa de una tormenta furiosa que abatió parte del arbolado tronchando una rama del gran ficus que cobijaba el busto de Antonio Maura. El hombre perdió la cabeza que rodó en la escalinata que durante años lo puso en alto, muchas veces ante la indiferencia de los de Palma que son olvidadizos de su historia y sus personajes. Ha de alcanzarnos un pequeño tornado para que reparemos en los cráneos históricos.

Antonio Maura i Montaner fue cinco veces presidente del consejo de ministros durante el reinado de Alfonso XIII. Fue en Madrid donde pasó gran parte de su vida, muriendo en la capital en 1925. Cuatro años más tarde, el ayuntamiento de Palma decidió tributarle con una estatua pública que sería pagada por suscripción popular. Se le encargó a Mariano Benlliure i Gil. Eligió el bronce como material para honrar al político mallorquín y la piedra de Binissalem para el conjunto que le sustentaría, la tribuna, la escalinata y los cuerpos rectangulares sobre los que reposan Maura y la Verdad.

Benlliure eligió una alegoría, la de la Verdad, como compañera en el conjunto. La nuera de Maura, Soledad, sería la modelo elegida que, inicialmente debía aparecer desnuda, pero ante el temor al pudor de la sociedad isleña se le colocó un velo. Por ello, popularmente al hablar de ella la denominaban la verdad 'a medias'.

Si en algo destacó Maura fue en el arte de la oratoria de ahí que en su estatua aparezca como quien da un discurso. Con los años no solo se quedó sin auditorio sino que incluso fue arponeado por la indiferencia y el abandono. Si en vida sufrió dos atentados, en bronce no corrió buena fortuna. La estatua y el conjunto de Benlliure tuvieron que ser restaurados en 1997. El gigante ficus crecía y crecía y acabó convirtiéndose en el enemigo del político. Hoy el uno anda en cabestrillo, y el otro, en el depósito de cadáveres de Cort, en los almacenes de Son Pacs, aguardando su restauración.

La zona está cerrada porque desde el pasado septiembre se iniciaron las obras que vuelvan a dar lustre al conjunto escultórico. El proyecto ha sido adjudicado a la empresa Mitra Restaura, la única que se presentó al concurso de licitación convocado por Cort. Los 31.000 euros asignados les resposabilizarán además de su conservación.

No se va a tocar la plaza ni un milímetro como era plan del anterior equipo y que podría haber significado la muerte de la hamburguesería Alaska, muy estimada, ésta sí, por los de Palma que esta vez sí montaron un follón parejo al tormentón caído que derribó al político de la Restauración. Una vez más, la pitanza puede con el fervor popular, mucho más que el arte y el urbanismo porque por más que digan, la plaza ha perdido la cabeza. Y no es la de Maura.

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