El año arrancará con el final de la larga rehabilitación del casal del XVIII, firmada por el cuarteto Pizà-Duch, Flores&Prats, que tienen en común las enseñanzas de Miralles-Pinós. Pensar, discutir, proyectar, disfrutar
Eva Prats y Ricardo Flores, del estudio Flores &Prats, son el cincuenta por ciento del equipo responsable de la reforma del Casal Balaguer, que comparten con sus colegas los arquitectos mallorquín y catalana, Francesc Pizà y Sé Duch. A un par de meses de su conclusión, Prats recuerda que “será el Ayuntamiento el que ahora tenga que redondear el proyecto llenándolo de contenido”. Con dieciocho años a cuestas, es probablemente la reforma contemporánea de Palma más larga. Participaron en el debate ‘Sobre la mirada’, en Home of Horizon, la semana pasada.
-¿Cómo se vincularon a este proyecto?
-Xisco Pizà nos invitó a participar. Habíamos coincidido con él en Barcelona, en el estudio de Enric Miralles y Carme Pinós. En él aprendimos a discutir mucho las cosas y entendernos a la hora de concretar las cosas.
-¿Cuál es el sello Flores & Prats en esta reforma?
-Eso deberían decirlo ellos pero puedo decir que en este proyecto ha habido muchos dibujos en un viaje de ida y vuelta, a través de correo ordinario, faxes, luego mails. Hemos tenido las lógicas discrepancias pero todos tuvimos claro que la prioridad era liberar el patio y darle actividad. Se prevé que el restaurante crezca en él. Al ser grande puede haber conciertos, danza, además de un cartel expositivo. Para que se convierta en un centro activo, es Cort el que ha de trabajar en ello.
-Sin duda la recuperación del patio será lo más impactante.
-Lo que empezó siendo un encargo de emergencia, las fugas de agua, se convirtió en restauración porque entró Caja Madrid que se interesó en el proyecto y pagó la restauración arqueológica y el inventario. Se nos encargó un proyecto integral en el que solo se trabajaban las cubiertas. Cort estaba también en el proyecto, pero quedó estancado por falta de financiación. Con la ley de Zapatero de 2007 hubo mucha ayuda a la rehabilitación y empezó la obra grande. El Casal Balaguer tiene una construcción muy precaria, hubo que hacer nuevos voladizos y asentar bien las columnas del patio que estaban sin fundamentos. Seguramente el Casal si tuvo patio interior, debió durar muy poco porque las columnas no estaban bien cimentadas. Esto ha complicado mucho el proyecto. Hemos utilizado mucho la madera.
-De manera metafórica, lo presentaron a la Bienal de Venecia de 2014 como un armario.
-Al comisario de la Bienal le gustó que el proyecto estuviera aún en proceso, que hubiera pruebas, toda esa correspondencia, planos, dibujos, de ida y vuelta. El tiempo contenido en el armario en el que fuimos guardando toda la documentación, con todas las dudas del proyecto. Le quitamos las puertas y nos las llevamos a Venecia. El armario es una buena metáfora del edificio del Casal Balaguer, que también es un contenedor de tiempo. Habiendo crecido a lo largo de siglos, ha sido capaz de contener sucesivas vidas e innumerables cambios a lo largo del tiempo, absorbiéndolos y dejando constancia a través de huellas y cicatrices de las diferentes acciones sobre él.
-Otro proyecto, éste anterior y premiado por la Royal Academy of Arts de Londres, entre otros, la reforma y conversión de un molino en museo en El Jonquet les vincula también a Palma.
-Fue un proyecto que se pudo llevar a cabo gracias al empuje del promotor Bernat Rabassa, que consiguió el dinero, pero ha fallado la gestión. Estuvo poco tiempo en marcha, y es lástima porque con la reforma del teatro Mar i Terra, que nosotros no vivimos, se harían compañía, dinamizaría el lugar. El problema desde un punto urbanístico es que no llega la ciudad al barrio por la parte de abajo, no conecta. La suerte que tuvimos es que además el promotor contrató a un constructor muy cuidadoso, Tomeu Cifre. Le tenemos mucho cariño al proyecto.
-En su hoja de servicios, abundan los pr0yectos de rehabilitación. ¿Por qué?
-Es cierto, nos interesa mucho reutilizar la arquitectura. Lo más importante es encontrar la actividad que se ha de hacer en un edificio que es patrimonio. Es lo que le da sentido.
