Si las obras se acaban en enero de 2016, el proyecto del Palacio de Congresos habrá acabado con cinco años de retraso. El arquitecto Patxi Mangado aseguró ayer que está acostumbrado a que las obras públicas tengan parones y que susciten debate entre la ciudadanía, pero señaló que nunca había participado en un proyecto con dilaciones "de esta intensidad".

La idea de un Palacio de Congresos nació cuando Jaume Matas era president del Govern y Catalina Cirer, alcaldesa de Palma. En septiembre de 2004 se constituyó Palau de Congressos de Palma y, once años y tres alcaldes después, la empresa pública todavía no tiene un edificio que gestionar. El hotel está acabado y solo le falta colocar los muebles. El auditorio estará listo en diciembre y en enero se entregará la obra.

Habrá que ver si será Hila quien lo inaugure o si será Antoni Noguera en 2017. "¿Ese es el que quería derribar el edificio? Ese mejor que no venga", aseguró Mangado, a lo que el alcalde Hila le replicó que "no, ya no lo quiere tirar".

El arquitecto aseguró que su trabajo durante todos estos años ha sido quedar ajeno a las polémicas y "que el edificio se construya bien". Explicó que le apodan "el milímetros", porque es un obseso de los detalles. Ayer dio buena cuenta de ello cuando, durante la visita guiada al equipo de gobierno, se detenía a revisar los marcos de las puertas y daba indicaciones a su equipo de cómo los tenían que rematar.

Mangado explicó toda clase de cuestiones, desde los juegos de luces que crean las vidrieras de la fachada hasta los aislamientos acústicos con el exterior (no se oyen los coches en ningún momento) o las teorías sobre la sonoridad del auditorio principal. También se centró en explicar los materiales del inmueble, como el paduk (una madera de Gabón antes usada para construir barcos) que reviste los auditorios o la espuma de aluminio Alusion, que reviste el exterior del Palacio y de la que el alcalde Hila se llevó un recuerdo a casa.