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Sa Torreta

El pecho llagado que cambió a Llull

Ramon Llull fue un señor casado y con hijos, dos para ser exactos. La tradició y él mismo cuentan que fue un crápula durante buena parte de su vida

Santa Eulàlia, la iglesia donde Llull acosó a la dama.

Ramon Llull fue un señor casado y con hijos, dos para ser exactos. La tradició y él mismo cuentan que fue un crápula durante buena parte de su vida. También que fue un trovador que componía y cantaba canciones de amor. También que fue senescal, o mayordomo mayor, de Jaume II de Mallorca. Sin embargo, en un momento de su vida decidió dejar de lado los placeres terrenales para dedicarse a la conversión de mahometanos y judíos.

¿A qué se debió un cambio de vida tan radical? Oficialmente, aproximadamente en el año 1263, es decir cuando ya era un señor madurito, asistió a un oficio religioso en la iglesia de Santa Margalida, y quedó impresionado por un sermón sobre San Francisco. Ese día decidió dar un nuevo rumbo a sus aspiraciones y dedicarse a la religión. En su Vida coetànea asegura que cuando se disponía a escribir una canción banal, tuvo una visión de Jesús crucificado, una imagen que se repitió cinco veces y que forzó su revolución personal.

Hasta aquí la versión oficial. Sin embargo, la mayoría de los mallorquines que conozcan, aunque sea de forma difusa, la figura de Llull probablemente contarán otra historia. Mucho más emotiva, más emocionante y digna de un culebrón. Entre los mallorquines se ha difundido mucho más la leyenda de la conversión que la historia.

Ramon Llull acosaba a una hermosa mujer de la corte llamada Elionor o Ambrosia. La mujer era virtuosa y nada quería saber del futuro beato. Él llegó a seguirla a caballo cuando la dama se refugió en la iglesia de Santa Eulàlia. Esta escena fue motivo de escándalo en la ciudad. Un tumulto al que era ajena la afectada. Harta de tanto galanteo, decidió llevar a Ramon a su casa. El hombre lujurioso se las prometía muy felices ante la perspectiva de un encuentro amoroso. Cuando se disponía a abalanzarse sobre ella, la mujer descubrió uno de sus pechos en el que tenía una llaga y le espetó algo así como: "Aquesta bellesa que es comencen a menjar els cucs és la que vos lleva el seny?". El impacto de la escena sería, según la leyenda, lo que le convirtió.

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