La demolición del monolito de sa Feixina tendrá un coste aproximado de 50.000 euros, según la estimación que maneja el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma.

No es una cifra cerrada, puesto que está pendiente de la redacción del correspondiente proyecto de demolición, momento en el que se sabrá al céntimo el coste real de las obras de derribo del monumento que conmemora el hundimiento del crucero Baleares, que sirvió en el bando franquista en la Guerra Civil.

Si bien aún no se dispone del proyecto de demolición, la decisión de eliminar el monumento "ya está tomada" por el equipo de gobierno, tal como se ha reiterado por sus integrantes. Solo falta decidir el día y qué se va a hacer con los bajorelieves de soldados que aún adornan el zócalo. Un elemento que, según la arqueóloga municipal, no se puede separar del monumento sin afectar a su estabilidad.

La misma funcionaria municipal, en un informe fechado el pasado 16 de septiembre, manifesta que si bien actualmente el monumento al crucero Baleares no puede considerarse que conserve los elementos de exaltación a la dictadura franquista, puesto que éstos fueron retirados en 2010, el mantenimiento de la polémica sobre su conservación "nos remite a que se mantiene, pese a la retirada de símbolos, su carácter original".

En cualquier caso, en opinión de la técnica, la retirada definitiva del monolito no "implica en ningún caso tramitación o autorización especial", puesto que el Ayuntamiento dispone de los informes técnicos necesarios que determinan "que no tiene valor historicoartístico y que el monumento no ha disfrutado nunca de ninguna protección derivada de la legislación en materia de patrimonio historicoartístico o de la legislación del suelo". Añade que "tampoco ha sido citado de forma laudatoria en la bibliografía científica".

Afirma que la supresión del monumento "debe entenderse como una modificación del espacio libre público no protegido y, por tanto, no necesita de informe de la Comisión del Centro Histórico y Catalogación". Insiste en que la estructura no se puede trasladar, aunque se pueden mantener los bajorrelieves de los marineros que decoran el zócalo que "se deberían conservar junto a la escultura del marinero caído, que se encuentra actualmente en dependencias municipales.