Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a la vista

Un esbozo de Blanquerna

En el ecuador de Blaquerna, cambia la fisonomía ligeramente. L.D.

A Blanquerna se la camina, se la pasea, se la atraviesa, se la cruza. En virtud de ser Eje Cívico, es decir, calle peatonal, conseguirlo fue un Fuenteovejuna que ha concluido dando la razón a los que apostaban por pasearla de arriba a abajo sin ser molestados por los malos humos del tráfico rodado. Blanquerna hoy es una de las arterias con más vidilla fuera del centro de la ciudad. Su pujanza se puede observar desde una de sus terrazas.

La de Sibil·la, que ahí sigue y se está convirtiendo en uno de los merendero de la calle o en restaurante de menús con carta verde. A la profética pitonisa le han nacido vecinos que, al igual que ella, deben pleitesía a los más veteranos de Bons Aires. Los nuevos en llegar a este primer tramo son los de Reserva Ibérica, abierto cuatro meses atrás, y cuya especialidad ya lo dice el nombre. Restaurante y tienda de productos gourmet, con una amplia oferta en quesos y vinos. Dicen estar contentos de la respuesta y cumplir la norma. A la medianoche, todos fuera de la terraza.

Blanquerna ha pasado de ser un garbanzo en el zapato de los que se oponían a cerrarla al tráfico, principalmente comerciantes y restauradores, a ser un pequeño diamante en bruto. En pocos meses, se han abierto nuevos negocios como la panadería Es Mós de Cóc, que suma a elaborar uno de los mejores panes de Palma, su ser punto neurálgico en activar el barrio con actividades artísticas. Recientemente la exposición Spirou y este jueves con la fiesta de apertura del Festival Comicnostrum. A finales de octubre llega a la calle el Herbolario Navarro, una de las marcas de referencia en productos de alimentación y estética naturales que nació en el siglo XVIII. Dos años atrás, obtuvo el premio Nacional al comercio local.

Esa es otra de las ventajas de esta calle que antes de ser de los que van a pie, vivió momentos de crispación entre el equipo municipal que promovió el Eje Cívico, el de Aina Calvo, los vecinos, en gran parte partidarios de la peatonalización, y en el otro los propietarios de negocios, que temían perder cash si se vetaba al tráfico rodado o temían que se convirtiera en una calle con un mayor índice de inseguridad.

Con toda esta verbena, Blanquerna bailó con distintos novios. Fue peatonal, sí pero no, es decir, que en ella convivieron un carril de circulación, uno de aparcamiento y otro para las bicicletas. Se consiguió hacerla peatonal, no sin algún que otro disgusto. Con la llegada de Mateo Isern a la alcaldía, y cumpliendo una de sus promesas electorales, el equipo popular volvió a abrir al tráfico la calle pero la protesta vecinal no se hizo esperar. Al final solo pueden circular coches en uno de sus tramos, y solo unos metros para dirigirse a un taller mecánico y lavautos que está en la calle. Hoy, se ha conseguido la paz en Blanquerna. Se respira, por tanto, alegría de vivir.

Solo que, y este es un lamento que no es grito como en otras calles donde las terrazas sí generan una dispar opinión, léase Fàbrica, parece vivirse, por el momento, un momento de armonía entre la pareja vida-ocio. Hasta la fecha, y son muchas las terrazas instaladas en la calle, no se han producido quejas por exceso de ruido durante las noches. Los vecinos no ha lamentado perder calidad en sus horas de sueño.

La tónica de que son los negocios de bebercio y jalancia los que se llevan el gato al agua se mantiene en Blanquerna, pero no solo. Se vislumbra buena convivencia entre el pequeño comercio como el de los Salazones Sabater, o los Helados Paco, con los de nuevo cuño.

Una calle es pura antropología con pasaporte internacional. Blanquerna tiene su barrio alto, medio y bajo. Los tramos la dividen socialmente. Al llegar a s'Escorxador, topamos con China. En el medio, hemos dejado atrás India y Turquía. Japón se hace sushi desde el arranque de la arteria que concluye en su encuentro con la plaza en un nuevo local de comida para llevar con el cerdo como protagonista. ¡Pura sociología!

Compartir el artículo

stats