Arena fina y aguas cristalinas. La playa de Cala Major es un pequeño tesoro del litoral palmesano. En su reducido espacio conviven residentes y turistas entre hamacas y toallas. Pese a la gran afluencia y la multitud de servicios que ofrece, la bandera azul continúa sin ondear en esta orilla, por culpa de unos vertidos de agua pluviales al mar en el año 2013. Sin embargo, los bañistas aplauden la calidad de una playa que lucha día a día por recuperar el visto bueno de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor y la Foundation for Enviromental.

"Me gusta venir porque dentro de lo que cabe no es muy concurrida, excepto algunos fines de semana en verano, y porque tiene todas las comodidades necesarias", explicó Carmen Gelabert, mientras tomaba un refresco en la terraza de un bar con su familia. "Que tenga o no bandera azul es lo de menos pero sí es cierto que al estar rodeada de tantos hoteles dificulta un poco su limpieza y tranquilidad", añadió la palmesana.

Además de servicios de restauración en la propia playa, Cala Major dispone de duchas, socorristas, hamacas y una pasarela de madera para facilitar el acceso a personas con movilidad reducida. "Me extraña que no tenga todavía la bandera azul porque lo tiene todo y es genial", comentó Anna Thompson, una inglesa de vacaciones en la isla. En contraposición, "uno de los mayores inconvenientes es que para los que no vivimos por aquí y traemos coche tengamos que estar pendientes de la ORA", destacó Gelabert.

El tiquet de aparcamiento es algo por lo que no deben preocuparse ni los residentes de la zona, ni los que aprovechan la buena conexión del transporte público con el centro de la ciudad. "Para mi gusto, que siempre he vivido por aquí, la playa está bien pero entre tantas hamacas, sillas, espacios para alquiler de velomares y demás cada vez hay menos sitio para poder poner la toalla", denunció Cecilia Sastre, una vecina de Cala Major acompañada por unas amigas de la península.

Las tumbonas, que ocupan una importante parte de la arena, cuelgan a menudo el cartel de completo a media mañana. Sus clientes son mayoritariamente extranjeros. "Es el segundo año consecutivo que venimos a esta zona porque está muy bien comunicada y es más tranquilo que el centro de la ciudad", aseguró Thompson. "Me gusta que haya hamacas porque así estás mucho más cómoda", añadió la turista. No obstante, también los hay que prefieren ir a la playa para jugar a las palas o a hacer deporte, como los hermanos Toni y Carlos Frau. "Venimos a aquí porque la arena es más fina y te puedes mover mejor pero solo si es entre semana porque sino hay masificación".

Desde la concejalía de Ecología y Agricultura esperan que el año que viene, una vez pasados los cuatro años que exigen de agua de máxima calidad, el jurado premie de nuevo a Cala Major. Por el momento, un verano más sigue sin su galardón azul pero está visto que ello no supone ningún impedimento para aquellos afortunados que pueden disfrutar del buen tiempo en la playa.