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Degradación

La peor cara de es Carnatge

La suciedad y degradación de gran parte del área natural protegida del litoral palmesano es la imagen menos amable de un espacio frecuentado por residentes y turistas

Es Carnatge tiene dos caras, la amable, por la que pasean junto al mar miles de personas cada día, contemplando relajados el horizonte; y la sucia, degradada, olvidada, a solo unos metros del recorrido costero. La peor cara de este gran espacio público del litoral palmesano, protegido como Área Natural de Especial Interés (ANEI), es fruto de una combinación del incivismo de quienes ensucian la zona entre Cala Gamba y Cala Estància y la dejación del Ayuntamiento. Año tras año hace oídos sordos a las reclamaciones de la asociación de vecinos del Coll d´en Rabassa para que, como mínimo, limpie el único espacio sin construir que queda en la costa de Ciutat. Ahora que hay un nuevo equipo de gobierno en Cort, la entidad que preside Joan Forteza vuelve a exigir su adecentamiento y la rehabilitación de las Cases de es Carnatge para convertirlas en un centro de divulgación de la zona, considerada uno de los mejores vestigios del Cuaternario a nivel mundial y donde se hallan otros valiosos tesoros.

El también presidente de la Federación de Vecinos de Palma realiza todos los años un amplio reportaje fotográfico sobre las deficiencias que encuentra en el área de 150.000 metros cuadrados entre el mar y la carretera de Can Pastilla. De este mes tiene casi cien fotos y se las enseñará a los nuevos responsables políticos en la llamada mesa de trabajo de es Carnatge, que se celebrará en septiembre después de tres años sin haber sido convocada por Cort. Dicho documento gráfico muestra escombros por doquier, uralita quemada que lleva años en el mismo lugar, restos de las obras del gasoducto, botellas de vidrio y latas de cerveza vacías, así como todo tipo de residuos e incluso muebles -como un sillón- y un carrito de bebé, sin contar los excrementos de can que proliferan desde que la zona fue declarada libre para perros, según Forteza.

El chiringuito y las tuberías de la piscifactoría que hay en la parte más cercana al hospital Sant Joan de Déu merecen capítulo aparte. El primer negocio ha sido denunciado por el presidente vecinal "por incumplir diversas normativas", como colocar mesas y sillas, agujerear el suelo o tener bidones de gasolina para poner en marcha un motor. En cuanto al segundo, critica los enormes tubos negros que expulsan agua al mar, con las consecuencias que puede conllevar.

El total abandono de las Cases de es Carnatge, el mobiliario del paseo, las antiguas casetas de los militares y lo que queda de los pasadizos de la batería de costa son un suma y sigue en la lista de deficiencias a solventar.

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