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De Cavallet de Pape a La Pajarita, una historia ininterrumpida

Pese al cambio de nombre, el tradicional establecimiento nunca ha modificado el estilo que le ha dado renombre

Cavallet de Pape fue el primer nombre que tuvo La Pajarita, aunque Javier Mulet se encarga de dejar establecido que lo que nunca ha cambiado ha sido el estilo que ha dado solera y renombre al colmado, "un establecimiento familiar -recalca- que trata a sus clientes con dulzura y toda la atención que somos capaces de ofrecer, porque es la única manera de subsistir hoy en día".

Mulet es de los convencidos de que el comercio tradicional está en condiciones de sobrevivir a los radicales cambios que se suceden sin parar. "La tienda tradicional que aguante, que sea capaz de capear el temporal, sobrevivirá, porque llegará un momento en el que el comercio tradicional, el denominado pequeño comercio, revivirá, aunque para que sea posible se necesita savia nueva, que los jóvenes se interesen por el negocio".

La crisis ha podido ser sorteada por La Pajarita "gracias a que mantenemos una clientela que nos es muy fiel", aclara Javier Mulet, para quien "las especialidades" que su negocio ofrece también han contribuido a que los momentos más difíciles se hayan podido superar. "Lo hemos conseguido -según afirma- pasando, como la gran mayoría, por muchas dificultades, pero lo hemos conseguido, aunque somos los últimos de Filipinas, solo quedamos nosotros".

¿Charcutería o bombonería? No se decanta por ninguna de las dos ramas del negocio. "Cada una tiene sus épocas -dice- y en Navidades son las dos las que ven cómo se incrementa la demanda". Insiste en que la crisis "se ha notado y se nota, porque si abogados y arquitectos la sufren, por citar tan solo dos profesiones, inevitablemente nosotros también la padecemos". Por ello, considera que hay que "trabajar muy duro, aguantar lo necesario, dado que estoy seguro de que la hora del comercio tradicional, como ya he dicho, volverá; el comercio tradicional resurgirá volviendo a darle vida a la ciudad". Reconoce que las grandes superficies "se han comido mucho terreno", por lo que el pequeño comercio, para sobrevivir, se tiene que especializar, "hacerse con una clientela fiel, que es la que le permite competir con ciertas garantías de éxito".

Mulet es de los que cree que "el tesón" es imprescindible para que un negocio de las características de La Pajarita esté en condiciones de mantenerse abierto y resultar rentable. "Hay que estar constantemente atento, al pie del cañón, como suele decirse, porque, de lo contrario, si te despistas, las cosas pueden torcerse en cualquier momento y después resulta mucho más difícil volver a enderezarlas, si es que se consigue hacerlo".

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